XII. Admirador

16 4 0
                                    

Que no, no eran celos
Era indignación,
Miedo,
Ira.

Tú, cuyo brillo hacía palidecer al sol podrías recibir menos de lo que merecías.

Y sí, pensarías que yo habría de ser suficiente pero ya sabía que eras arte.

Una obra maestra y estas nunca están hechas solo para ser vistas por un individuo.
Deben relucir en los museos abarrotados de gente.

Destacar más que todas las demás piezas,
Resonar más fuerte fuera de la galaxía.

Si cada lugar del mundo era un escenario, todos deberían ser tuyos.

Yo estaba dispuesto a solo admirarte incluso si ni una vez me volteabas a ver.


Oda a la Luna, oda al Sol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora