XIII: El peso

17 3 4
                                    

Cierren la ventana el escritor está resacado. Borracho de los pensamientos que se niega a compartir, ha derramado la tinta roja sobre el escritorio.

Le embarga un deseo al que llama suicida debido a que si se rinde ante este, las probabilidades de que muera (incluso si es simbólicamente) son gigantes.

Se hace el valiente pero no es suficiente para enseñarle a su musa todo lo que siente.

Así que sigue en ese cuarto cerrado, sosteniendo un peso al que llamaran demasiado e intentaran arrancarle de las manos.

Con miles de pensamientos que le causaran insomnio, miedo y unos demonios que ya no se tragan todos los cuentos que este agradable autor les susurra.

¡Es la guerra y es ahora!

La impaciencia viste ojeras y las dudas no se callan aunque las amenace con una espada.

Pero cargara este peso hasta el día en que muera porque no pesa. Porque le mantiene con vida y esperanzado.

Le da fuerza, lo mantiene a salvo arrancarle el cerebro sería la única forma de apagarlo y eso podría no ser suficiente.

Así que cierra esa puerta, tapa bien las ventanas porque esta noche... la guerra en su pecho no acaba.

Oda a la Luna, oda al Sol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora