Treinta y cuatro.

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Sucedió a inicios de primavera, cuando So Rim llamó por primera vez a su teléfono, para darle las noticias que había estado tratando evitar por parte de Jiwoo.

Aquel día ahora se sentía tan lejano como inexistente. A veces cuando cerraba los ojos, aún podía fingir que era ficción, un sueño profundo del cual no podía escapar.

A inicios de primavera, su padre sufrió la primera caída.

"Estamos en la clínica" le había dicho So Rim, con la voz quebrada, porque jamás había sido buena ocultando sus sentimientos. JungKook no dudó por un instante en echarse a correr.

Su cabello acabó revuelto, su ropa humedecida por el sudor, su rostro enrojecido, mientras se esforzaba por respirar. Sus pies pisaron el pulcro suelo del establecimiento y So Rim le miró con lágrimas en los ojos.

La ilógica y absurda esperanza de que su padre le permitiría verle, albergó a JungKook igual que un diluvio. Esperó con el corazón en la mano, que su padre se convirtiera en un hombre piadoso y aceptara la presencia de su propio hijo en la misma habitación.

"Está decaído. Creo que es mejor que no le molestemos por ahora" le había excusado So Rim, acariciando el brazo de JungKook en un intento de brindarle calma. Todavía recordaba el escozor insoportable en sus ojos y garganta, al comprender que a pesar de su estado crítico y el tiempo que habían transcurrido separados, no deseaba siquiera verle.

Nada había cambiado.

No obstante, JungKook era testarudo, y decidió que si bien su padre se negaba a recibirlo a él, no le permitiría negar su apoyo financiero para el tratamiento. Pese a lo mucho que So Rim trató de hacerle desistir —asegurándole que podrían pagarlo—, JungKook consiguió convencerla.

Empezó a trabajar en el proyecto Rent A Boyfriend poco tiempo después.

Las ganancias del servicio que ofrecía, iban directamente al tratamiento de su padre.

Luchó por mantener su empleo, discutiendo con Namjoon un par de veces por problemas triviales. Como por ejemplo, que no estaba dispuesto a besar a los clientes, obligándole a escribirlo en el reglamento de la página —Reglamento que aparentemente SeokJin nunca supo cómo leer—. Mas siempre buscando su piedad luego, para no perder el trabajo.

Mes y medio tras el fallecimiento de su padre, se preguntaba por cuánto más podría aplazar su renuncia.

Se había prometido al comenzar, que formar parte del proyecto llegaría a su fin cuando su padre acabara con su tratamiento. Confiado en que se recuperaría, y descubriendo que la vida disfrutaba de escoger los senderos duros para hacerle caminar.

Renunciar a Rent A Boyfriend implicaba perder bastante posible dinero fácil de obtener. También significaba abandonar el proyecto de Namjoon, quien a través de los meses, no solamente se había convertido en un amigo, sino que también en una persona valiosa e importante para JungKook. ¿Lo defraudaría? Porque definitivamente se sentía así.

Y por supuesto, por último pero no menos importante, el hecho que no podía evadir, por más que quisiera ignorar... Renunciar al proyecto significaba renunciar parcialmente a SeokJin.

Ser "algo" y ser novios falsos de manera paralela, quizás no era ideal. Sin embargo, habían aprendido a lidiar con ello. Sobre todo considerando que no se habían reunido en una cita doble con Yoongi y HoSeok desde su cumpleaños.

Si ya no había un contrato, si ya no existía una fachada que mantener, ¿qué ocurriría con su relación?  ¿Cambiaría? ¿Se desmoronaría paulatina e irreversiblemente? Volviendo a ser los desconocidos que fueron tras graduarse de la secundaria.

Rent a boyfriend [JinKook] Where stories live. Discover now