36. Búsqueda de las ruinas.

718 119 13
                                    

Aunque el vuelo de regreso debería ser rápido, me detengo antes de atravesar el cúmulo de nubes que me separa de mi hermana. Me percato de algo importante. Al llegar a esa habitación un extraño fenómeno se puso de manifiesto.

Fue como si toda la tensión, el sentido de urgencia, todo desapareciera sin dejar rastro. Tal vez mi razón actuó acorde a la situación, y mi objetivo original no cambió, pero sigue siendo raro.

Tan pesados sentimientos y emociones, se aligeraron en un instante. Quizás fue por el ambiente de la habitación, tan alejado de esta realidad, dicho más preciso, de mi nueva realidad.

Pero tampoco es como si en ese momento volviera a ser la yo de aquel lugar. En primer lugar se supone que es un pasado desechado.

No soy más esa persona.

Y ahora, en esta situación tan crítica, ¿cómo pude comer palomitas tranquilamente con ese mocoso? También existe la posibilidad de que él halla hecho algo.

Ni siquiera sirve de excusa el hecho de que no podía enojarlo, si le ofrecí un trato justo.

Algo definitivamente me sacó fuera de mí.

Incluso en algún punto sentí que su voz irritable era soportable. No puedo evitar dar un pesado suspiro interno.

Es más, ¿no debería haberme enojado al ver como nos veía a través de una TV tan tranquilamente, como disfrutando de un drama?

Pero era una escena tan surrealista... no pude procesarla a tiempo.

Vuelvo a suspirar.

Realmente buscándole la lógica no llegaré a ningún lado. No importa lo que piense, la realidad no cambiará, mucho menos el pasado.

Así que debo sobrevivir a este maldito sentimiento de culpabilidad. Es como tener una daga clavada en el pecho, pero comparado al dolor de antes cuando no sabía que hacer, es soportable.

No es tan malo entonces, pero tampoco pienso que es gracias a ese mocoso. En primer lugar mi ansiedad y desesperación desaparecería naturalmente una vez supiera de la solución a mis problemas, o sea, la localización del libro.

Si, eso es. Sigue siendo culpa de ese mocoso.

Con eso en mente y la daga en mi corazón, reanudo mi vuelo. No debo verme triste, pues ya todo se solucionará. Me doy dos ligeras palmadas en cada mejilla para renovar mi expresión.

En cuestiones de segundos atravieso las nubes y veo a mi hermanita con su mirada fija posada en mí.

Me alegra saber que no traicionaré esos inocentes ojos expectantes.

—¿Onee-chan? —estaba en un estado entre sorprendida y emocionada— De verdad solo tardaste cinco minutos exactos —una media sonrisa se forma en su rostro a la vez que lágrimas se asoman a sus ojos— ¿Qué... estabas haciendo?

Llego donde Runa y sonrío radiantemente, al punto que no me cabe la sonrisa en mi cara.

Es el rostro de la confianza, de la intrepidez, la valentía, la arrogancia... ah no, eso último no. El caso es que irradio felicidad por los poros de mi piel.

—Ya todo estará bien. Como prometí ya encontré la solución —confiada y alegre le extiendo mi mano— Vamos ahora mismo.

Si lo pienso bien, una persona normal estaría confundida con solo eso que no es ni una explicación. Pero ella no es una persona normal, es mi hermanita. Solo ella sería capaz de cambiar su triste expresión por una de gran felicidad al verma y ahora sin dudarlo ni un segundo, tomar mi mano.

Isekai Yo que Reencarne y Ellos que fueron Invocados Onde histórias criam vida. Descubra agora