Él lleva algunos años en este mundo. Ella acaba de comenzar. Ninguno esperaba encontrar el amor en el trabajo. Y mucho menos... todo lo que iban a atravesar.
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Ayer, todo terminó de una forma muy... dulce.
Y sé que tal vez estén cansados de que siempre siga lo mismo, pero: Pearce es perfecto.
Fue muy tierna, la forma en la que se comportó. Cada vez estaba más convencida de que no podía dejar que mis padres me separaran de él.
Porque, aunque Pearce ni siquiera se dio cuenta, es más que obvio que, para mis padres, es un "estorbo". Lo presiento.
- No recordaba que te vieras tan tierna de Whitney. -me dijo mientras se sentaba a mi lado.
Estábamos preparándonos para grabar el especial. Al parecer todos los lobos, menos Addison, iban a tener un pequeño cambio de look.
- Yo podría decir lo mismo -Pearce se veía... increíblemente bien-. Deberías usar el cabello levantado más seguido.
- ¿No te gusta cómo me veo normalmente?
- Si, pero así -señalé su rostro- también me gustas.
- Te quiero. -me dijo de la nada.
- Awww -pudimos escuchar las voces de las chicas.
Estábamos solo nosotros. Las personas de vestuario habían ido a por algunas cosas. Así que... les habíamos dado paso libre a las chicas para que nos molestaran. Que quede claro, no fue intencional.
- ¿Por qué son tan tiernos? -susurró Meg.
- Solo ellos pueden hacerme desear tener pareja. -susurró Chandler.
- Meg, Zeddison tiene competencia por aquí. -susurró Ariel.
- Ya lo sé.
- ¿Si quiera se están dando cuenta que podemos escuchar lo que dicen? -les pregunté, mientras dejaba de mirar a Pearce y las miraba a ellas.
- ¡Sh! Vuelve a la burbuja de amor con él. Está muy entretenido. -me dijo Ariel.
- ¿Quieres jugar un poco con ellas? -me susurró Pearce.
Y esta vez, los susurros no se escuchaban.
- ¿Qué tienes en mente?
- Desde aquí puedo ver a los de vestuario y ya están por volver, así que... hagamos algo rápido.
- Ok... Exactamente, ¿qué vamos a hacer?
- Ellas dicen que somos tiernos, ¿no? -me preguntó mientras acariciaba lentamente mi cabello con su mano, sin dejar de sonreírme tiernamente. Yo solo asentí- Entonces... hay que darles una sobredosis de ternura. -dijo mientras tomaba uno de los mechones de mi cabello, que caían sobre mis hombros.
Él lo miro por un segundo y luego volvió su mirada a mí.
Podíamos escuchar como las chicas seguían haciendo sonidos de ternura.
