Capitulo Doce

224 30 2
                                    

San

El miedo que siento ahora mismo creo que no puedo compararlo con cada vez que mi padre aparecía en el mismo estado que lo está haciendo ahora mismo el esposo de la señora Jung.

La forma en la que ha entrado en el despacho, empujando la puerta de forma que parecía que esta iba a caerse, tambaleándose y apestando tanto a alcohol que agradezco que Wooyoung no esté cerca aunque también quisiera poder marcharme de aquí y a ser posible con la señora Jung porque temo que le haga tanto daño como se lo ha hecho a Woo.

— San vete de aquí por favor.

Mirando a la señora Jung, viendo al ebrio hombre a pocos metros de su mujer, niego rápidamente, teniendo más miedo por dejarla sola que por la tensión que se está acumulando en esta parte de la casa por culpa del señor Lee.

— No tienes que presenciar esto San. Ve con mi hijo por favor y cerrar la puerta con llave.

Me ofrece una llave que cojo pero no me muevo de mi lugar.

— No quiero dejarla sola con este hombre —mi voz es baja pero clara —llame a alguien para que le eche de aquí si hace falta pero no me obligue a dejarla sola con alguien que ha hecho daño a su hijo señora Jung. Es capaz de hacerle daño y no puedo permitir eso.

La señora Jung me mira de tal forma que no puedo comprender bien lo que significa su mirada, encontrándome no solo en una encrucijada de pensamientos sin una salida razonable y adecuada para todos. Dispuesto a decir algo más, a suplicar si es necesario, me encuentro de un momento a otro en el suelo, con un fuerte dolor en mi mejilla así como también en mi cabeza.

Moviendo mi temblorosa mano hasta mi cabeza, doliéndome incluso el roce, veo una gran mancha de sangre en mis dedos, comprendiendo que del golpe una herida ha debido de hacerse en mi cabeza.

— Es usted un monstruo —gruño —pégueme si quiere pero no va a tocar a la señora Jung ni a Woo.

— ¿A Woo? —me pongo en pie, sintiéndome mareado —ese mocoso deforme no se merece ser defendido ni por su madre ni por un huérfano como tu. Tu padre ha muerto y ahora no tienes donde vivir. Aquí no vas a vivir más niñato. Esta es mi casa, yo pago y tu te largas.

Una nueva bofetada cae en mi mejilla, doliéndome más que la primera, viendo ahora como la sangre cae hacia el suelo, manchando la alfombra sobre la que estoy tumbado, recibiendo una patada que da de pleno en mis costillas, aumentando esa sensación de dolor que no me permite tener ya fuerzas para ponerme en pie.

Un nuevo golpe suena, sintiéndolo en mi propio cuerpo. No se bien porque lo he sentido en mi cuerpo si no me ha llegado a tocar a mi. Tumbado porque no puedo levantarme, sintiéndome mareado por el golpe en mi cabeza y en mis costillas, empiezo a ver todo de forma borrosa, tosiendo en el momento en que una silueta ciertamente alta aparece a mi lado, agachada, arrodillada tal vez, sosteniendo mi cabeza de forma que queda alzada no estando ya tan mareado.

— Mama ¿por qué San está sangrando así?

Woo está aquí.. Sus manos son las que sostienen mi cabeza para evitar que me sienta peor de lo que ya me siento.

— Wooyoung vete a tu habitación —ordena la señora Jung —llevaremos a San al hospital pero tu te quedarás en casa con la señora Kang.

— Quiero ir con él.. es mi amigo y le quiero cuidar —miro a Woo, viéndole borroso —por favor.

Ya no escucho mucho más, siendo envuelto por tal oscuridad que creo que solo puedo escuchar como Wooyoung dice algo de una promesa, no sintiéndome ni a mi mismo ni el dolor en mi cabeza y costillas.

Promise // Sanwoo //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora