Capítulo 3

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'Desperate Petition'

Grecia, Athenas - Santuario

Septiembre, 09 de 1749

Lo primero que percibió fue el aturdimiento acompañado de un intenso dolor por todo su cuerpo, respirar era doloroso, su rostro se sentía horrible al igual que cada musculo y centímetro de ella, su cabeza palpitaba con una migraña que martillaba constantemente en sus sienes, queriendo ocultarse del mundo para siempre y solo rogando que la agonía se detuviera.

Jamás se había sentido así, como si cada nervio en su interior doliera... pero nunca nadie le había propinado semejante paliza, su hermana, Arkhes e incluso las otras Pitonisas se encargaron de mantenerla resguardada de todo y aunque cuando crecía algunas otras niñas la molestaron realmente no la lastimaron físicamente.

Cuando abrió los ojos tuvo que cerrarlos de golpe porque solo lanzaba dardos de agonía por estos hasta acentuarse en su cerebro, le tomó alrededor de tres intentos para poder acostumbrarse a la claridad de lo que parecía ser medio día que entraba por el gran ventanal a su derecha sin que su cabeza hiciera combustión espontánea; intentó tomar un aliento profundo, pero eso casi la hizo gritar de dolor, y a la final solo termino tosiendo lo que provocó más agonía. Cuando por fin pudo mantener el control de su cuerpo, se las arregló para observar su alrededor, buscando a su hermana, pero rápidamente descubrió que esta no estaba en la habitación... de hecho no podía sentir su presencia calma y algo salvaje tan única de ella, lo que le dijo que esta llevaba un tiempo de haberse marchado.

Su corazón cayó en picada, iniciando un pequeño pánico dentro de su interior, ya que como la Oráculo podía sentir cosas que otros no podían, una especie de habilidad adjunta a las visiones, y ahora se daba cuenta de que al despertar lo había sabido, simplemente había estado muy ocupada asimilando el estado de su persona como para notarlo. Tenía que encontrarla, nunca se hubo separado de su gemela por largos periodos de tiempo, y podía sentir que habían sido días.

Días enteros.

No entendía porque su hermana mayor se hubo marchado sin ella, no a menos que... súbitamente, lo comprendió, incluso con su vínculo especial bloqueado para que ella no sintiera las emociones de la mayor estaba al tanto, dentro de sí misma lo sabía, y se dolió por ella, por esa joven mujer que poseía un alma tan buena y bondadosa, que fue llevada por las circunstancias a cometer un acto violento que tambaleó su confianza en su propio poder...

Debía encontrarla, hacerle entender que no era su culpa... incluso si debía buscarla por toda Grecia, lo haría, porque era la única familia que le quedaba en ese mundo, incluso aunque regresara a la Villa de Delfos, no sería jamás su hogar si ellas no estaban juntas.

Tomando pequeñas respiraciones de modo que no forzara un dolor mayor sobre su ya afligida persona, giró su cabeza de modo que observara mejor la habitación, reconociéndola luego de unos segundos como los aposentos asignados a ellas por el Pope; todo estaba tal cual como ella lo recordaba exceptuando una mesita de madera a su derecha que contenía paños blancos, un tazón de barro y un jarrón con lo que creyó era agua, y más allá, un taburete apartado contra la pared.

Con cuidado se colocó de lado en la cama mordiendo su mejilla interna a modo de no emitir ningún sonido de estrés o dolor, y con el mayor esfuerzo requerido de ella hasta la fecha se sentó erguida en la cama dejando que la sabana resbalara de sus hombros hasta reposar en su regazo, y fue al sentir la ligera brisa sobre ella que se dio cuenta de que estaba desnuda. Parpadeando para aclarar su vista, notó los vendajes expertamente puestos en algunos lugares de su anatomía, especialmente el que se encontraba alrededor de su caja torácica; arrugando la nariz de forma pensativa, supuso que habían llamado a un curandero para atenderla, y el hecho de saber que alguien, probablemente masculino la hubiera tocado le revolvió el estómago, pero se obligó a ignorar ese hecho con el que lidiaría después y a concentrarse en marcharse y encontrar a su gemela.

Golden FeatherWhere stories live. Discover now