Capítulo 32 - Abre la maldita puerta

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Laura era una chica fuerte, pero en situaciones donde su pareja se veía involucrada directamente, se mostraba débil, y eso era lo que actualmente le seguía pasando. Cada que intentaba dormir, por su cabeza sólo se pasaba Miguel. Su primer beso aquella vez en esa fría carretera, las noches donde ambos simplemente veían las estrellas, las agarradas de mano, ahora eran una tortura para ella. Debía hablar con Miguel y aclarar las cosas, porque sabía que en el caso hipotético de que volviesen a ser pareja, las cosas de igual manera no iban a acabar bien, por lo que era perder el tiempo, pero sí quería escucharlo, escuchar su opinión, y eso iba a suceder justo ahí, ella iba camino a donde se encontraba el chico, después de haber intercambiado esas palabras que sonaron tan normales, pero cuando fue a ver, él se encontraba abrazando a Riley, lo cual a simple vista no era más que lo que era, pero su cabeza dramática supuso cosas erróneas, lo cual no le permitió hacer lo que quería.

Riley sacó de su bolsillo algo que guardó de inmediato en su puño, alzó la mirada, mirando a Miguel a los ojos, quien se encontraba tratando de ver lo que contenía el puño cerrado de ella. Ella le pidió que extendiera la mano, que cerrara los ojos, y acto seguido le puso una pulsera de cuero, delgada, y con un pequeño dije en el centro.

-Mi... mi madre me la dio. -Pronunció ella en voz baja-.

-Es hermosa. -Agregó Miguel mientras giraba su muñeca y la veía detalladamente como un niño pequeño.

-Lo curioso es el significado, idiota. -Rió ella-. Recuerdo que antes de todo esto, un año atrás, mi madre y yo salimos con rumbo a la ciudad, y en la calle estaban vendiendo de estas cosas. -Señaló la pulsera que ahora ella se estaba poniendo-. Mi madre me miró, y le sonreí como idiota porque no sabía qué estaba pasando. Finalmente, después de unos minutos de estar paradas como tontas mirando, agarró dos de esas, las compró, y recuerdo que me dijo que... -Hizo una pausa para mirar al chico, quien le estaba poniendo total atención-. Me dijo que la guardara, y que sólo me la pusiera cuando hubiese alguien importante para mí, tan importante como para abrirme de mente a esa persona...

-¿Dijo todo eso? -Sonrió Miguel-.

-En otras palabras, que la guardara para cuando estuviera segura de que tenía un mejor amigo en mi vida, y bueno... -musitó Ry-. aquí estás. -Sonrió finalmente, a lo que él le dio un abrazo y ahí se quedó, con su rostro sucio y ensangrentado sobre la cabeza de la chica, quien también le estaba abrazando-.

-¿Sabes?, para este tipo de cosas soy un idiota a la hora de responder, eso lo sabes. -Dijo él-. Pero quiero que sepas que es el regalo más significativo y hermoso que me han dado en mi miserable y corta vida. -Concluyó Miguel, despegándose por fin de la chica-.

-No te lo quites a no ser que dejemos de ser mejores amigos. -Agregó ella riendo-.

Nicholas pudo encontrar la entrada a dicho bunker, y todos entraron de a uno. La entrada estaba detrás de un árbol, y la única forma de entrar era saltando hacia el suelo de este, ya que la compuerta abría directamente hacia abajo, y tampoco había escaleras. Todos entraron, dejando de último a Miguel y a Chloe debido a que ella aún se encontraba en el bosque.

-¿Te dijo a dónde iría? -Consultó Miguel con Emma-.

-Dijo que iría por ardillas, literalmente. -Respondió desde adentro del bunker Emma-. Debe de estar cerca, no es tonta.

-Eso podríamos discutirlo. -Agregó Miguel con burla-.

-Llámame si sucede algo, ¿Oíste? -Afirmó Riley desde dentro-.

-Afirmativo, mi capitán. -Bromeó Miguel-.

Riley simplemente sonrió, y le dijo que la compuerta estaría abierta para cuando volviesen. Miguel arrancó su aventura contra el tiempo, ya que de a poco los Z se escuchaban cada vez más cerca. Hacía frío, y el hambre aumentaba cada vez más. Miguel caminó por un par de minutos, y lo único que veía era que al lado tenía la carretera, pero no había señal de Chloe.

The Infection II: En busca de un finalWhere stories live. Discover now