Cuentos Cortos I

Correr

Correr

Después de mucho pensarlo, y escuchar comentarios de mi familia y amigos, sobre lo mucho que he subido de peso, decidí agarrar mis zapatillas e irme a correr.

El primer día me costó demasiado, no pude darle ni una vuelta a la manzana del parque, estaba tan fuera de forma, además que la ansiedad de la pandemia, había hecho que me alimente de donuts, golosinas y chatarra. Comprendí que para poder correr más tiempos debía dejar toda esa comida basura.

Así que el segundo día no comí nada de comida chatarra, reemplacé las frituras por comida a la plancha, edulcorante en lugar de azúcar, agua en vez de gaseosa y galletas integrales en vez de oreos.

Cada día podía correr más minutos sin parar, me iba mejor, pero en las noches me costaba dormir porque sentía mucha hambre, llegaba incluso a soñar que comía una rica pizza o un grasiento Kentucky.

El agua fue una gran ayuda, cada vez que tenía hambre llenaba mi cuerpo de este liquido hasta así sentirme un poco más lleno, además de comer alguna fruta como manzana, plátano o uvas.

Pero lo que más me cuesta de correr, son los perros, hace unos años me mordió uno, yo corría por el parque, y él se me acercó y sin ninguna razón me mordió la rodilla, por eso ahora que corro le temo a los perros.

No se si es real o no, pero siento que cada vez que corro cerca de uno ,este me ladra sin razón y siempre tengo ese presentimiento que me va a morder.

Lo que hago ahora es que cada vez que veo un perro cerca, dejo de correr, camino hasta estar unos metros lejos de el y vuelvo a correr.

Así que si un día paseas con tu perro y ves que un corredor pasa por tu lado y deja de correr y empieza a caminar hasta estar varios metros lejos de ti, no dudes que soy yo.

Fin

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