Capítulo 27.- Raros

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Cuando pasé del otro lado, vi a Simon, aún tirado en el piso de la iglesia

—Pudiste matarme—Dijo con un tono de rencor—La gente normal solo pregunta

—Sabias a donde veníamos, estarías bien, y sobre lo otro, no lo admitirías de la misma forma en la que no administe ser vampiro la primera vez—Dije mientras me quitaba el abrigo y lo escondía debajo de los asientos de la iglesia, para sacar de ahí mismo otro más formal y colocarmelo—Dame tu abrigo—El chico me lo tendió de mala gana y lo escondí también pero al momento en el que guarde el de Simon mi mano rozó levemente con el asiento provocándome una quemadura instantánea que me hizo caer de espaldas por la impresión 

—¿Qué pasa?—Cerré mis ojos sosteniendo mi mano, Simon se acercó a mi para ver de cerca mi mano y sentí su frío contacto—¿Te había pasado antes?

—No—Simon sostuvo la herida para que su frialdad diera alivio a ésta—Supongo que es el Karma

—Así que igual escondes cosas—Dijo ayudándome a poner de pie—Te propongo algo, yo te digo la verdad y tu me dices la tuya

—Yo ya se tu secreto—Me queje

—Entonces, espero el tuyo a cambio— Sabía que debía confiar en alguien más que Izzy, aunque hubiera preferido que fuese Jace o Alec ellos me habían demostrado no quererme escuchar así que la idea de ser Simon, alguien que supiera la verdad en caso de peligro no me parecía tan descabellada, ¿confiaba en el?... si, el era el único que no me miraba con lastima o me tenía compasión, así que decidí decirle la verdad, obviamente no tan completa como a Izzy, me salté la parte de los sentimientos y el beso, no era necesario que el lo supiera, aún después de lo que le conté, me confesó como es que descubrió que era un diurno y como se sentía intimidado de que otros supieran y lo consideraran una amenaza para el resto

—¿Vas a ir a la boda?—el castaño me dijo mientras salíamos de la iglesia procurando que yo no tocara nada más, pensé en mi repuesta y ver el cielo gris de Londres me hizo despejar la mente

—No, Alec es importante para mí, pero mi presencia lo obliga a hacer cosas que no quiere... más que la decepción, la culpa es lo que no me deja ir a esa boda—Metí ambas manos en los bolsos de mi abrigo y empezamos a caminar por la calle

—¿Y si te necesita ahí?, talvez verte ahí lo haga recapacitar—sonreí tristemente

—Talvez, pero ni siquiera es seguro que lleguemos a tiempo—Vi el reloj de mi muñeca—Bien es la 1 pm, Isabelle hizo una cita para nosotros a las 2 pm, ahora que sabemos que el sol no te carboniza podemos saltarnos toda la ruta subterránea planeada e ir directo a la casa....—Mi teléfono comenzó a sonar con el nombre de agencia inmobiliaria así que contesté inmediatamente

—¿Hola?

—Señora Lewis habla, la secretaria de su agente, hay un problema y me pregunto si es posible que se vean en las jaulas del bateo del parque Finsbury, o si podemos concretar otra cita ya sea con otro agente o en otro momento

—No se preocupe mi esposo y yo estamos cerca, iremos al paque

—Perfecto, entonces la cita sigue en pie, si hay algún problema puede avisarnos

—Claro hasta luego—Colgué el teléfono y lo guardé en el bolso de mia brigo

—Sobre eso te tengo algo—El ruloso sacó de la chaqueta de su traje una servilleta de tela y me la dio en la mano haciéndome sentir un pequeño bulto dentro de ella, la removí cuidadosamente para ver su contenido era un anillo lucía algo antiguo y tenía una grande y hermosa piedra verde en el centro—Mi abuelo se lo dio a mi abuela y ella me lo dio a mí

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