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—¿Lena?— escucho a lo lejos. —LENA!!!...—volvieron hablar pero ahora en un grito.

Esos dos gritos fueron suficientes para regresar a la realidad y dejar atrás ese horrible recuerdo, por un momento ya fuera en el día o en la noche en que volvía recordar ese asqueroso momento que sin lugar a dudas la trastorno en toda su adolescencia.

Lamentablemente desde ese evento ocurrido, su vida cambió. Otra vez.

—Hija, ¿estás bien?— se quedó observando detenidamente a su hija.

—¿Ah?— preguntó confusa.

—Te estaba llamando por unos cinco minutos al ver que no contestabas, decidí subir a verte. . . —

—Perdón mamá, me quede dormida por unos minutos... —

—¿Con los ojos abiertos?—

—Bueno tuve un recuerdo de papá. . . — cuando mencionó a su padre, Lillian se tensó en ese instante. —El me hubiera apoyado en lo que yo eligiera. . .—

—Yo también hija, ¿no se ha notado mi apoyo?— pregunto insegura pero cuando Lena iba a reprocharle, sigo hablando Lillian Luthor. —Y no me digas que no, porque recuerdas cuando me dijiste a los 10 años que también te gustaban las niñas... bueno las mujeres, cualquier otra madre te hubiera sacado de la casa o hasta te hubiera dejado de hablar, pero no. Yo te apoyé desde siempre...—

—Mamá!! En primera fue a los 12 años, y en segunda me llevaste con tu amiga la psicóloga Cat Grant. . . porque decías que era una enfermedad.— se quejó y después siguió hablando. —Que ella a la vez tuvo pláticas contigo y luego con ambas para que al final entrarás en razón de que no era ningún pretexto por la pérdida de papá para llamar la atención, simplemente era porque tenía otras preferencias sexuales.—

—Ok... olvidemos esto.— se giró y comenzó a inspeccionar la habitación. —Venía...por Dios, Lena tu habitación está hecho un desastre, podrías dejar de comer tanta porquería...— en ese instante levantó varios envoltorios de papas fritas. —Mañana le pides a la señora del aseo que realice una limpieza extrema aquí . . .—

—No te preocupes, mañana YO lo haré, no quiero que nadie entre a fisgonear mis cosas.—

—Ok, como tú quieras. Pero regresando a lo que estaba pensando era que me ayudes con la elección de la becada para la universidad. Mis superiores me pidieron que el día de hoy se los enviara, pero como tengo ese derecho de escoger y al no querer que estés sin amigos otra vez, he decidido que escojas a tu amigo o amiga para la universidad. . .—

Entonces su madre le habló en ese instante para que le ayudará ha escoger él o la afortunada para la beca de medicina y la próxima amiga de Lena.

—Mamá, no quiero que me compres literalmente una amistad...— se enojó por el modo que siempre operaba su mamá, literalmente.

—Por favor, Lena.— se quejó. —No lo digas así, además no puede ser cualquier persona, te dejo los expedientes de los cinco mejores puntajes...— le extendió una carpeta donde se encontraban los cinco currículum.— Tienes una hora para decirte.—

—Mamá...— se quejó

—Ah y quiero que dejes de estar haciendo garabatos en esas libretas, mejor ponte a leer libros de medicina que te ayudarán en tu formación, porque déjame decirte que apenas lograste la puntuación requerida...—

Lena simplemente se quedó callada y enfurecida por las acusaciones que tenía que recibir de su mamá todos los días.

Cuando escucho a su madre bajar por las escaleras, se levantó y cerró en ese instante su habitación. Ahora estaba parada en medio de su habitación, sujetando la carpeta con toda su fuerza, odiaba sin lugar a dudas que su madre tuviera que arreglar todo, así es, todo. Hasta decir que color de ropa interior se tendría que poner cada día, sin lugar a dudas era muy hostigoso.

El amor es paciente Supercorpحيث تعيش القصص. اكتشف الآن