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2 semanas después.

— Esto tiene que ser una broma— se quejó Finn mientras veía que Ciara se había sentado otro día mas en la mesa que él acostumbraba, desde el primer día ella lo siguió haciendo, le agradaba ver cómo se exasperaba y en el corto tiempo de receso había conseguido hablar cada día, cualquier tema nuevo con él.

— Sé que me extrañaste— dijo alardeando, mientras lo seguía apreciando con su característica seriedad.

— Algún karma he de estar pagando— refunfuñó entre dientes.

— ¿Crees en el karma?— consultó interesada.

— Algo debe de juzgarnos, castigarnos y premiarnos— contestó con simpleza mientras mordía su sándwich.

— ¿Por qué siempre traes sándwiches?— cuestionó mientras observaba cómo sus delgados labios se movían mientras masticaba.

— Porque es fácil, rápido y económico— argumentó con la boca llena, ella sonrió por su falta de etiqueta.

— ¿De dónde eres?— él la miró pesadamente, hoy estaba preguntando más de lo normal.

— Canadá.

— ¿Y por qué estás en Nueva Zelanda?— dijo girando su cabeza de lado mientras su rostro mostraba duda.

Finn se comenzó a desesperar.

— ¿De dónde eres?— preguntó ahora él, ella abrió un poco los ojos, impresionada, porque la mayoría del tiempo ella era la que preguntaba y él se limitaba a responder.

— Irlanda.

— ¿Y por qué estás en Nueva Zelanda?— repitió él, ella sonrió.

— Por lo mismo que tú— contestó.

— ¿Estás escapando de la CIA?— preguntó el pecoso con una fingida preocupación.

— Ja ja, que gracioso— él no sonrió, nunca lo hacía frente a ella, y de por sí, no lo hacía con frecuencia— ¿Por qué nunca sonríes?.

— ¿Necesidad?.

— Pues...— dudó en qué responder, ¿Cuál era la necesidad de sonreír?— puedes expresar si algo te gusta o no.

— Analizando, según tu vacío argumento— empezó a hablar él— te gustan nuestras insulsas conversaciones.

— Eres divertido— contestó sin importancia, él enarcó una ceja, eso no tenía sentido para él.

— Claro— dijo para, más bien, finalizar el tema.

Ambos seguían comiendo, en silencio, agradable para Finn, incómodo para Ciara, ella observaba y analizaba cada uno de sus movimientos, cómo masticaba, cómo agarraba aquél desabrido pan, cómo su pierna se movía rápidamente debajo de la mesa, cómo los rulos que caían enfrente de su frente se movían, analizaba cada centímetro de su físico, tratando de encontrar algo fuera de lugar para preguntárselo como siempre, pero el sweater vino tinto no le dejaba ver mucho.

— ¿Duermes bien?— preguntó, el rodó los ojos, no habían pasado más de tres minutos desde la última vez que se había callado.

— ¿Por qué la pregunta?— dijo agobiado.

— Tienes unas ojeras gigantes— el chico tenía una vida poco saludable, no comía bien y no dormía bien, su constante tormento no le permitía dejar que realizara dichas acciones de forma promedio.

— Son hereditarias— respondió, 'Mentiroso' lo llamó ella para sus adentros.

— ¿Sabes? La próxima semana voy a hacer un Irish Stew de puta madre y te voy a invitar para que lo pruebes— él frunció el ceño.

— ¿A tu casa?— ella asintió— No gracias— contestó con una cara de 'ni loco'.

— Oh vamos, te conozco lo suficiente como para invitarte a mi casa y que sepas lo que es la comida real.

— Nos conocemos hace dos semanas— contradijo él.

— ¿Y? Es mucho para mí— concluyó, él la miró fijamente, sin poder creer su estúpido pensamiento, pero aún así se sintió tentado a ir, desde el primero día la semilla de la curiosidad en saber por qué tanto interés hacia él había sido sembrada, y cada día crecía más.

— De acuerdo, martes después de clases— ella dio suaves aplausos demostrando su emoción.

— Recuerda no traer tu adusto sándwich ese día— él le dirigió una mirada torva, ella volvió a sonreír, y el timbre sonó, ambos, junto a los demás estudiantes, se levantaron y comenzaron a dirigirse a las aulas.

— Tengo química ¿y tú?— él empezó a caminar a su lado.

— Filosofía— la única materia que realmente le llamaba la atención.

— Sólo sé que no sé nada fue lo que dijo Sócrates— el asintió mientras mantenía su vista al frente— ¿Sabes qué es lo que yo no sé?

— ¿Callarte?— preguntó irritado, ella rio.

— Tu nombre— respondió mientras se giraba a verlo.

— Aún sigues con eso— murmuró— ¿Por qué simplemente no se lo preguntas a alguien? Dejarías de mortificarme— ella negó con la cabeza.

— El hecho de que no me lo quieras decir lo hace más entretenido, es como algún tipo de barrera que debo atravesar para llegar a él, y es irónico porque tal vez todo el mundo lo sabe, pero yo no, en cambio yo sé más cosas que ellos, cosas que seguramente han ignorado y que son importantes— Finn quiso sonreír frente a ese inocente análisis, pero decidió no hacerlo.

— ¿Como mi nacionalidad y el por qué estoy en un país que está a más de 13.000 kilómetros de distancia?— preguntó sarcástico.

— Exactamente— afirmó con vehemencia— de acuerdo Canadá, nos vemos dentro de unas horas— él suspiró.

— Eres como una garrapata— expresó y se adentró en su aula.

— Eres como una garrapata— expresó y se adentró en su aula

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-bitchxwolfhard

CANADÁ                               [𝐅𝐢𝐧𝐧 𝐖𝐨𝐥𝐟𝐡𝐚𝐫𝐝]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt