Introducción

645 7 0
                                    

INTRODUCCIÓN

La última década supuso un cambio global en nuestro planeta. Durante la crisis económica del 2008, los gobiernos optaron por aplicar políticas militares agresivas y, mientras engañaban a los ciudadanos y les hacían creer que luchaban por recuperar el bienestar y reconducir la economía, recortaban derechos sociales e invertían cantidades infames de dinero en investigaciones secretas para mejorar sus ejércitos con armamento avanzado. Conscientes de los tiempos difíciles y en un horizonte de sucesos cercano donde la guerra y la destrucción se adueñarían del planeta, los principales líderes mundiales decidieron preparar sus ejércitos para la descomunal batalla que se avecinaba.

Diversos blogs y páginas web hablaron de teorías conspiratorias y filtraron las primeras informaciones sobre unos experimentos con humanos llevados a cabo por Capital Tech, una empresa farmacéutica especializada en biotecnología. En un principio, la información fue catalogada de rumor absurdo y desmentida por dicha compañía.

Según las teorías conspiratorias, y siempre operando desde el más absoluto secretismo, Capital Tech renegoció contratos con diversos gobiernos a los que prestaba servicios básicos con los que adquirió más poder dentro de sus estructuras políticas hasta convertirse en una gran potencia mundial, poderosa, cuyos tentáculos alcanzaban a las principales cúpulas gubernamentales de los estados, poniendo así en grave peligro los intereses de todos los ciudadanos del planeta. Gobiernos de todo el mundo, dictadores, grupos paramilitares, guerrillas, terroristas… Capital Tech financiaba sus investigaciones vendiendo sus productos a cualquier postor, sin preocuparse para qué uso serían destinados mientras su flujo de caja siguiera creciendo.

Desatendiendo la prohibición y las presiones de la ONU y la OTAN para el cese de las investigaciones destinadas a la obtención de armas biológicas, el gobierno de los Estados Unidos decidió contratar los servicios de Capital Tech con el objetivo de desarrollar y crear el arma definitiva: un ejército de soldados biogenéticos capaz de vencer en cualquier situación de combate. Un ejército sin miedo y capacitado para derrotar a cualquier enemigo, formado por soldados invencibles y carentes de sentimientos preparados para combatir en los lugares más cruentos del planeta, sin temor a nada. Un ejército para dominar el mundo y sembrar el horror, portador del estandarte de la devastación y dispuesto a arrasar en cualquier territorio que se resista a someterse al yugo de una nación fraudulenta que se hace llamar «la tierra de la libertad».

En el año 2010, el temor hacia países como Irán, con importantes programas de desarrollo nuclear, fue en aumento. El apoyo que recibía Irán por parte de grandes potencias como China, Rusia y Corea del Norte, obligó al presidente Obama a ampliar el Programa de Defensa, lo que aumentó los márgenes de poder otorgados a la empresa farmacéutica y armamentística Capital Tech, pioneros a nivel mundial en AMBAR -Armamento bioquímico para la mejora del rendimiento-, y les otorgó libertad absoluta para desarrollar sus investigaciones con el objetivo de crear el ejército definitivo.

En el año 2012, Barak Obama fue reelegido presidente de los Estados Unidos de América, pero las presiones recibidas por parte de influyentes senadores republicanos le obligaron a firmar un contrato exclusivo con Capital Tech y a sustituir a su secretario de Defensa por un directivo de la empresa armamentística, que pasó a formar parte del gabinete presidencial como Director del Pentágono y Jefe de Seguridad Nacional. Gracias a este acuerdo exclusivo, y con el apoyo de Capital Tech, el gobierno de los Estados Unidos se aseguró su hegemonía sobre el resto del mundo y, a cambio, cedió una parte considerable de su poder ejecutivo a Capital Tech. La empresa armamentística lo utilizó para favorecer sus propios intereses económicos y comerciales.

De nuevo, filtraciones que acusaban directamente al gabinete presidencial fueron negadas por el gobierno de los Estados Unidos. El presidente Obama se vio obligado a comparecer en rueda de prensa para desmentir que hubiera entregado parte del poder ejecutivo a una empresa privada, y rechazó las acusaciones que señalaban a Capital Tech como receptora de grandes beneficios provenientes de la fabricación de armamento.

INFECTUMحيث تعيش القصص. اكتشف الآن