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Wei Ying estaba caminando animadamente hacia la ciudad hasta que escucha un pequeño estruendo a su lado.

-Wen Ning. -Saludo a su querido amigo.

-¿Por qué se ve tan animado joven amo Wei?

Wei Ying sonrió de lado para dirigirle la mirada a su amigo.

-Me estoy por ver con Jiang Cheng. -hizo una pausa mientras empezaba a caminar más lento. -Wen Ning... ¿Puedo pedirte un favor?

Wen Ning asintió mientras Wei Ying saco una bolsa Quiankun para acercarla a Wen Ning junto a varias cartas.

-¿Puedes guardar esto por mí?

Wen Ning, aun confundido, asintió mientras guardaba todo entre sus túnicas.

-Maestro... ¿Por qué me está pidiendo guardar esto?

-Veras Wen Ning... Al parecer ahora soy famoso entre los discípulos de la secta. -Wei Ying sonríe mientras se cruza de brazos. -Varios de ellos me regalaron peinetas, adornos, pinceles, algunos libros, piedras de jade... ¡Hasta sonrisa del Emperador! -sonríe con lo último, esos pequeños lo conocen bien. -Junto a varias cartas confesando su... emmm... digamos que admiración hacia mí. -Wei Ying no puede evitar sonrojarse.

Él sabía que se había ganado el cariño y admiración de aquellos discípulos, solo que no sabía que de esa forma.

Mentiría si dijera que le desagradan esos halagos... ¡Su ego disfruta mucho esto! Después de todo, él no podía controlar ser tan atractivo. Pero a pesar de disfrutar estos regalos y palabras de sus pequeños discípulos, no podría corresponder ninguna alabanza que no sea de la boca de su esposo.

Lo único que le preocupa son sus celos, no sabía que le podría hacer esos jóvenes, no quería que sufrieran, después de todo son sus pollitos.

A lo único que le podía sacar ventaja era que cada vez que su esposo se ponía celoso lo reclamaba suyo de una forma celestial, de pensar en que tan cerca estaba ese momento se le hacía agua la boca.

Luego de un poco de charla se despidió de Wen Ning, el cual le prometió guardar las cosas en su cabaña para que no fueran vista por Lan Wangji. Al llegar a las afuera de la ciudad se encontró con Jiang Cheng.

-Idiota, por fin llegas. -Jiang Cheng frunció el ceño para adentrarse en la ciudad con su hermano.

Wei Ying saludo con pequeño abrazo a su hermano mientras empezaban a caminar por el mercado. Al cabo de unos minutos notaron que era vistos por todos, mejor dicho, Wei Ying estaba a la vista de todos.

-Jiang Cheng... ¿Sabes porque la gente me mira tanto? -Wei Ying intento susurras mientras su hermano miraba algunos adornos. -Además... cuando me ven sacan una hoja y hasta algunos me apuntan.

-Talvez por fin se dieron cuenta de lo feo que eres. -Dijo restándole importancia.

Están por empezar a discutir hasta que escuchar el grito de una pequeña niña dirigido a ellos.

-¡Mami mira! ¡Es el! ¡El hombre hermoso! -Dijo la niña mientras le mostraba un dibujo a su madre.

Jiang Cheng miro a Wei Ying esperando una respuesta.

-Te juro que no sé de qué habla. -Pudo notar como Wei Ying se sonrojo un poco por los halagos que estaba recibiendo de la pequeña.

Jiang Cheng estaba a punto de hablar con esa señorita para pedir una explicación, hasta que su vista se dirigió a un puesto en donde la gente estaba muy amontonada. Seguido por Wei Ying se pararon en frente del puesto para mirarse confundidos.

La belleza de Wei Ying. [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora