黄泉

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▬▬▬ Capítulo 7 ▬▬▬

▬▬▬▬▬ Yomi ▬▬▬▬▬


Sus delgados dedos pálidos estaban recomponiéndose con lentitud. Apenas podía mover más que los pies como para sentirse viva, estable. Cuando pudo mover sus manos, las palmas se incrustaron en algo crujiente, bajo lo que estaba apoyado todo su cuerpo: tierra. Pero no era cualquier especie de tierra, era mucho más cruda y negra de lo que jamás sus ojos, ahora abiertos, habían divisado aun con tan poco tiempo en la Tierra mortal. Sentía un ardor profundo en la mejilla. Una de sus marcas había desaparecido, solo faltaba una más por irse, y ahora tenía miedo de saber a lo que se enfrentaría. Porque ella sabía, lo sentía en lo más profundo de sí misma, que cada una de esas marcas eran un pedazo de su vida, de su carne. Ahora, que estaban yéndose con cada lucha que producía para el bien de lo que creía justo, un pedazo de ella se extinguía, haciéndola un poco más sabia e inmaculada.

Tenía un ahogo en la garganta, se sentía muy vacía a pesar de sentir todo su cuerpo entero, unido. Creía que había acabado su misión allí, pero sabía que no estaría ahí si fuera así. Miró el suelo una vez más, esperando saber dónde se encontraba, pero fue totalmente en vano. Sintió que la fuerza la abandonaba, había algo en el ambiente que estaba mal, además de un olor nauseabundo a azufre que amenazaba con herir su nariz en poco tiempo.

Comenzó a levantarse, esperando huir de allí, escapar si es que era necesario para decirle las palabras hundidas en el pecho a su querido Enay.

Presentía que estaba muy lejos de él, podía sentirlo en su caja torácica con aquel vacío extremo que parecía quebrar sus huesos desde adentro.

Sus cabellos se llenaron de costras de tierra, pesadas como plomo que hicieron que su cráneo se irguiera. Comenzó a sacudirse para desprenderse de ellos y colocarse derecha, en posición defensiva ante cualquier sorpresa.

Se encontraba en un túnel estrecho, apenas podía mantenerse derecha sin que el techo de la cavidad le roce los cabellos. Estaba demasiado oscuro, sólo veía una luz lejana, al fondo del túnel, que parecía encenderse y apagarse por centésimas de segundos, casi podía ser imperceptible a sus ojos si no fuera que no estaba pestañando ante la luminosidad de ésta. Necesitaba verla más de cerca, le atraía demasiado. Sus ojos sólo destellaban la luz que parecía ser proveniente de algo no terrenal, algo que era de su propio mundo, aquel al que pronto se reuniría.

Comenzó a andar, sigilosa como un felino, hacia la luz extenuante que cada vez se precipitaba más en su interior. Extendió sus manos a los lados, llegaba a tocar las paredes que la rodeaban. Estas estaban húmedas, pero no era agua, ella lo sentía en las yemas de sus dedos. Era algo más acuoso que se le incrusto en la piel apenas lo toco. Retiró rápidamente ambas extremidades de allí y se las limpio en su vestimenta rasgada, maltrecha.

Llegó muy pronto al claro donde la luz era aún más profunda. Observó lo que sus ojos parecían denotar pero ella se sentía muy insegura de querer aceptarlo.

El fuego se extendía por la hondonada por donde quiera que virasen sus globos oculares. Presentía que ese no era un buen lugar. Sentía cómo su cuerpo estaba vacío, desprovisto de agua pero cubierto de tierra, inundado de fuego y asquerosamente infestado de aire viciado en donde el aroma a podredumbre se hacía presente. Mirase al norte o sur de aquel extraño lugar bajo tierra, sólo veía lo mismo: cuerpos descansando en el suelo, en un sueño eterno que parecía no tener ningún fin ni avance. Todos estos cuerpos parecían más bien muertos a excepción de que, levemente, respiraban.... aunque pareciera extraño. Sus pieles estaban cubiertas de costras amarillentas, muchos parecían poseer lepra. Otros tenían insectos que consumían su carne lentamente, o salían de su boca gusanos con avidez, intentado acaparar lo que quedaba de comida en los cuerpos derruidos y moribundos. A pesar de todo esto, las personas no parecían moverse ni importarles el estado en el que se encontraban. Luna descansó su mandíbula cuando la bajó, en señal de sorpresa. Las náuseas le llegaron pronto, pero no le ganaron.

Yomi: Las Elegías Nostálgicas del Océano ©  [1# Team Agua/Concurso Literario Elementales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora