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HARRY BESÓ LOS LABIOS DE DRACO COMO POR cuarta vez en la noche. Estaban en la sala de manesteres, sentados en una cobija con comida al rededor. ─ Te quiero, Draco.
─ También te quiero, Harry, mucho. ─ Draco abrazó al chico. ─ ¿Te acuerdas la primera noche?
Harry asintió. ─ Estabas llorando y yo no sabía que hacer. ─ Rió el chico.
Draco sonrió. ─ Eres un asco consolando a las personas.
Harry asintió. ─ Te pedí que te quedarás. ─ Dijo. ─ Que no había necesidad de hablar si tú no querías.
─ Me sentí en paz esa noche a tu lado. ─ Confesó el chico.
─ Igual yo.
Draco se levantó sin decir nada y le ofreció la mano a Harry, el chico lo miró confundido. ─ Tómala.
Harry agarró la mano de Draco y se levantó. Draco lo atrajo hacia él y lo abrazo.
Harry sintió el calor de Draco al instante, la sala estaba algo fría. Draco comenzó a balancearse de un lado hacia otro. ─ ¿Estamos bailando?
─ Si, siempre quise invitarte al yule ball. ─ Dijo Draco.
─ Pero no tenemos música y casi todo está oscuro aquí, podemos caernos.
─ No hace falta la música, ¿Podemos bailar lentamente en la oscuridad? ─ Preguntó Draco apretando la mano de Harry.
El chico asintió y comenzó a balancearse al igual que Draco, bailando lentamente sin música y en la oscuridad.
─ Siento que tú eres el final de mi hilo rojo. ─ Harry lo miró confundido.
─ ¿Que es eso?
─ Una leyenda muggle que Holly me contó. ─ Contestó Draco.
─ ¿De que trata?
─ Dos personas están destinadas por un hilo rojo, este está atado en el meñique de cada uno. ─ Contó. ─ El hilo puede enredarse, estirarse o lo que sea, pero nunca romperse.
─ Es tierno. ─ Dijo Harry. ─ Si esto es verdad, espero que mi hilo termine en ti.
Draco sonrió y besó los labios de su chico.
─ Se que es así. ─ Dijo Draco, Harry sonrió y apoyo su cabeza en el pecho del rubio.