-Capítulo 3-

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La fortaleza de la actitud era un lugar bastante amplio para que solo dos chicos la ocuparan pero de alguna u otra manera se las arreglaron para que el sitio se llenara de cosas.

Muebles, aparatos de ejercicio, dos talleres cerrados y uno abierto llenos de prototipos o líquidos extraños, una sala de estar, el centro de mando, múltiples almacenes y demás cosas o habitaciones ocupaban todo el lugar de la fortaleza submarina.

Lametablemente tanto espacio y objetos requieren de mantenimiento constante.

Mientras Damian se encargaba de limpiar su propio laboratorio Jonathan había decidido barrer los pasillos.

Dentro de laboratorio solo se escuchaba como chocaban algunos envases de cristal y el tic-tac constante de un reloj en la pared cerca de la puerta que se encontraba abierta.

El silencio hubiese permanecido intacto de no ser porque empezó a escucharse un pequeño eco a la distancia.

La curiosidad de Damian sobre la misteriosa melodía aumentó conforme fueron pasando los días, había intentado reproducirla en su violín pero no tenía claros los acordes ya que era muy poco lo que había escuchado.

Haciendo caso a su pequeño capricho por descubrír qué canción era siguió la dirección en la que el eco se hacía más fuerte caminando entre los pasillos hasta encontrar la fuente del sonido siendo llevado nuevamente a donde Jon se encontraba barriendo pero más que barrer parecía que estuviese bailando con la escoba hasta que llegó a una ventana y vio su propio reflejo.

Las mejillas del pequeño Superboy se colorearon de rojo en tiempo récord y rápidamente cubrió su mueca abochornada con una mano en un intento de ocultar su rostro pero luego la retiró al pensar que nadie le veía y continuo barriendo como si nada.

Damian miró atento cada uno de sus movimientos y el pensamiento de que sus acciones fueron “ridículamente adorables” se quedó con él el resto de la limpieza rutinaria.

No queriendo que el chico pasara por una vergüenza mayor -porque ya sabía que le dejaría de hablar un tiempo hasta saber que el tema fue olvidado- se retiró con el mismo sigilo con el que llegó y espero unos diez minutos en su laboratorio para volver al encuentro de su compañero, esta vez haciendo ruido al caminar para anunciar su llegada.

Jon ya había terminado su parte, procedieron a sentarse en la sala a jugar algún videojuego hasta que fuera hora de irse pero una alarma saltó y tuvieron que encargarse de un robo en Gotham mas algunos problemas que surgieron por ahí; gastaron el resto de la noche vagando por la ciudad aunque Jon tuvo que retirarse temprano porque el día siguiente era un lunes y tenía que ir a la escuela sugiriendole a Robin hacer lo mismo obteniendo una negativa como todas las otras ocasiones.

—Unas horas extras de sueño no te vendrían mal, ayudan al crecimiento.— en un último intento de convencerle recurrió a su último recurso: un hecho científico.

—Solo estaré hasta las dos en punto.— eso era más temprano de lo que usualmente se retiraba de la patrulla, Superboy aún pensaba que era demasiado tarde pero aún así apreció esa pequeña victoria

—Bueno.— dijo de mala gana alargando la “o” —¿promesa de garrita?— alzó el meñique de su mano derecha en dirección al contrario, si no cumplía su acuerdo igualmente lo sabría pero quería tener certeza de que podía reprocharselo después.

—Yo no hago…— estaba a punto de decir algo sobre su honor, los yakuza y de cómo las garras debían ser respetadas pero toda palabra fue olvidada al ver directamente a aquellos ojos azules y brillantes que le observaban fijamente —Vale ya, promesa de garrita.— y contestó su gesto al unir su dedo en una pequeña promesa infantil que valió totalmente la pena después de ver la brillante sonrisa que le devolvieron en compensación al contacto.





Canción de amor [Jondami/Damijon]Where stories live. Discover now