Capítulo 3

72 6 5
                                    

— ¡Por favor! ¡Guarda eso!

— ¡Manos arriba! ¡Ahora!

Weber obedece, mordiéndose el labio inferior y apartando la mirada.

— ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?

—No hagas esto... no puedo mantenerlo alejado por mucho más tiempo...

— ¡Respóndeme!

— ¡Te dije la verdad! ¡Por favor, tienes que creerme! ¡Si me asusto demasiado, él aparecerá y te hará daño... no... no...!

—No tengas miedo. Solo quiero saber quién eres.

—No... no puedo controlarlo... Por fa... favor... baja el arma.

—Está bien. Voy a bajar el arma y tú y yo vamos a hablar, ¿Está bien? Pero tienes que decirme la verdad.

—Está bien. Sé que es difícil de creer, pero... estoy diciendo la verdad. Lo prometo.

Guardo mi arma en su funda y le muestro mis manos vacías a Weber.

—Mira... no te voy a hacer daño.

—Gracias...

—No fue mi intención causar esto. Cualquier superviviente es bienvenido aquí, forastero, pero tenemos protocolos. No podemos simplemente dejar que la gente entre a la comunidad sin que la revisen en busca de mordidas.

—Lo... lo entiendo...

—Mi reacción fue un poco precipitada... Lo siento.

—Discúlpala, por favor. A la Leona solamente le interesa una cosa: proteger a los miembros de esta comunidad.

(¿Usted también, vicealcalde...?)

—Entiendo... Entonces... ¿Puedo quedarme? No quiero volver a estar ahí afuera...

—Por supuesto. ¿Por qué no vienes conmigo? Haré que te examinen.

—Gra... gracias... Me alegra poder quedarme.

—Te estaré vigilando.

No sé qué reacción esperaba, pero me sorprende que Weber me sonría.

— ¡Excelente! Eso significa que tendremos la oportunidad de hablar de nuevo.

—Su... supongo que lo haremos.

—Me alegro. Me caes bien. ¡Hasta luego!

(¡Qué tipo tan raro...! ¡Aunque es bastante simpático!)

—Oh, casi lo olvido: creo que Jacob te estaba buscando.

— ¿A mí? Pero si acabo de... No importa. Gracias por avisarme. Iré a verlo ahora mismo.

—Bien, bien. Qué tengas una excelente tarde, Leona.

(¿Me lo estoy imaginando o se está burlando de mí...?)

—Usted también, vicealcalde.

—Adelante.

La oficina de Jacob está perfectamente limpia y ordenada, como siempre. Él está sentado en su escritorio.

—El vicealcalde me dijo que querías verme.

— ¿Cómo supo...? Hmm, no importa. Es verdad. Quería hablar contigo.

— ¿Hay algún problema?

—Sí y no.

Jacob se frota las sienes.

(Se ve tan cansado...)

— ¿Por qué no te sientas?

Me siento frente a Jacob. Él se apoya en los codos y coloca las manos debajo de la barbilla.

Attack of the DeadOnde as histórias ganham vida. Descobre agora