Capítulo 7

70 5 1
                                    

— ¿Quieres venir a mi apartamento?

Los acelerados latidos de mi corazón me quitan la borrachera, pero no alivian mis nervios.

(Esto podría cambiarlo todo...)

— ¿Por qué no damos un paseo, mejor?

Jacob sonríe con tristeza y besa el dorso de mi mano.

—Eso suena perfecto.

Caminamos sin rumbo fijo durante un rato, riéndonos de las cosas más tontas.

Horas más tarde, regresamos a la plaza del pueblo, donde vive Jacob, y le sugiero que vaya a descansar.

—No debería haber bebido tanto... Gracias por hacerme compañía esta noche.

—Fue un placer. ¿Vas a estar bien?

—Sí, tan pronto como me acueste... pero debería acompañarte a tu casa primero.

—Por favor... ¿Qué podría pasar?

(Ah, los zombies... Dios mío, una noche de diversión y ya me olvido del estado del mundo...)

—Además, vivo cerca de aquí.

—Te veré mañana, entonces.

Jacob se tambalea hasta su puerta y lucha por abrir. Una vez que entra, suspiro.

(Yo también debería descansar un poco...)

Mientras camino por la plaza en dirección a mi casa, veo una silueta conocida por el rabillo del ojo.

(¿Es el vicealcalde? ¿Qué está haciendo?)

El vicealcalde no parece haber reparado en mi presencia.

Está de pie, apoyando contra la pared de un edificio. Llora y, de vez en cuando, se abofetea a sí mismo.

—Esto es extraño...

El vicealcalde levanta la cabeza. Por un momento, temo que me haya visto, pero se da vuelta y empieza a caminar.

(Algo está mal... ¡Debería seguirlo!)

Antes de que pueda hacerlo, alguien me golpea en el hombro. Casi me da un ataque al corazón.

— ¿Qué estás haciendo?

— ¡Raven! ¡No te acerques así a la gente!

Cuando me doy la vuelta, el vicealcalde ha desaparecido. Miro a Raven, que observa la ventana de Jacob.

(Debe de estar preguntándose qué estoy haciendo aquí... Oh, Dios. No estará pensando... ¿Verdad?)

Raven se vuelve hacia mí y puedo sentir que mis mejillas se calientan.

(Sí... Debo de tener un aspecto horrible... Seguro está pensando que Jacob y yo... ¿Qué hago...?)

—No respondiste a mi pregunta.

— ¿Dónde estabas? No te vi en la fiesta de esta noche.

—No tenía ganas de ir.

—Tienes que venir a la próxima. ¡No sabes lo que te has perdido!

Raven me lanza una mirada gélida.

—Tal vez vaya.

De repente, Raven agarra mi mano.

—Ven conmigo.

— ¿Qué? ¿Adónde?

Raven mira a su alrededor. Una vez que se asegura de que no hay nadie cerca, habla.

Attack of the DeadWhere stories live. Discover now