IV

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La rubia no dijo ni una palabra más, pero el ambiente seguía tenso. Jason tenía en ceño fruncido y Mía volteaba su cabeza de vez en cuando para mirar a la adolescente con odio. Agnes, quien sentía que aún no le tenían la confianza suficiente como para contarle qué pasaba, pensó en regresar en el tiempo y averiguarlo por sí misma, pero eso rompería con la delgada capa entre el ser curiosa y ser entrometida. Una pequeña voz en su cabeza la hizo cambiar de opinión.
Mientras tanto Félix, había estado jugando por ahí con sus poderes, al usarlos en sí mismo, la imagen que apareció fue la silueta de una mujer y Félix comenzó a llorar desconsoladamente.

...

Había llegado el fin de semana. Todos los becados visitaban a sus familias y los demás estudiantes iban al centro comercial o de fiesta con sus amigos. Agnes por su parte, no podía permitirse ninguna de las dos. El viaje a casa era demasiado caro como para ir y venir cada fin de semana. E ir de fiesta o de compras no era un lujo que se pudiera dar.
Para su buena suerte, Jason no tenía nada que hacer, así que se ofreció a llevarla y aunque le costó mucho trabajo convencerla, al final lo logró. Sus padres la recibieron con un abrazo enorme y al muchacho lo trataron como parte de la familia ya que era el primer amigo que Agnes llevaba a casa en años.
Los recursos en casa eran escasos y Agnes no era ciega, se dio cuenta apenas llego a casa, incluso podría decirse que leyó la mente a sus padres. Intentó discutirlo con ellos, pero ninguno quiso admitir lo que pasaba así que Agnes quiso volver en el tiempo unas semanas para poder ayudarles antes de entrar al colegio; no funcionó esa vez, el brazalete la llevó a un pasado muy lejano, un pasado de años.

-???-

—¡Maggie! deja de jugar con los insectos y ven a casa, es hora de comer.
—¡Ya voy, madre! —La chiquilla se encontraba haciendo un agujero en la tierra cuando algo brillante llamó su atención entre los arbustos. Tomó entre sus manos una pequeña cadena plateada con detalles rosados y con un colgante de una pequeña ave, un colibrí. Fascinada de su descubrimiento, decidió buscar al dueño de tal preciosidad. Exactamente después de 3 minutos y 18 segundos de búsqueda, se rindió y volvió a casa. Su madre había preparado ensalada de verduras con atún —Que asco —pensó. Maggie deseó volver en el tiempo para pedirle a su madre que cocinara carne.

<<cuidado con lo que deseas>>

Maggie se encontraba de nuevo en el campo, como si no hubiera estado en casa segundos antes. Se dio cuenta que no llevaba el brazalete. Volvió al lugar donde lo encontró, y ahí estaba, en la misma posición en la que lo encontró la primera vez. Volvió a casa extrañada.
—Hola querida, ve a lavarte y ayúdame a preparar la comida —No hubo respuesta alguna —¿Qué pasa?
—Pero la comida ya... —hizo silencio.
—Continúa querida.
—No es nada mamá, olvídalo —Dijo —¿Podemos comer carne hoy? por favor. —la chiquilla juntó sus manos e hizo una cara triste a modo de súplica.
—Está bien. Pero mañana habrá verduras, sin excepciones.
A la hora de dormir, Maggie admiraba el brazalete. Se preguntaba si lo que había hecho era viajar en el tiempo o simplemente había tenido una ilusión y creyó que para comprobarlo sería buena idea ir a conocer su futuro. Su curiosidad ganó y sin pensarlo 2 veces, cerró los ojos e hizo la misma acción que a la hora de comer: deseó saltar en el tiempo.
Se sintió mareada y abrió sus ojos para disminuir esa sensación. Al analizar su panorama se dio cuenta que se encontraba en un instituto. Mientras se escabullía por los pasillos, una chica mayor que ella también se escondía de ser vista, acción que le llamó la atención y comenzó a seguirla hasta que llegaron a un portón grande.
Al ver el uniforme de la chica decidió acercarse un poco más para ver si se trataba de ella siendo mayor, pero su emoción duró poco tiempo; no se trataba de ella sino de alguien más. Esta chica tenía ojos azules y su cabello era castaño y lacio, que en comparación con Maggie, sus ojos eran ambarinos y su cabello era negro y rizado.
Una voz de hombre se hizo presente. —¿Tienes mi dinero?
—Tengo más de la mitad, necesitaré un poco más de tiempo, por favor —La chica comenzó a retroceder lentamente. —no pude conseguirlo todo pero no tardaré mucho. Ahora debo irme, si mis profesores se enteran que salí a estas horas de la noche, mi beca se irá.
—Agnes, ¡no te vayas! —El hombre la tomó del brazo y Maggie pudo verle la cara —tú sabías lo que iba a pasar si no me pagabas hoy, ¿Verdad? lo siento mucho, pero no puedo permitir este tipo de fallas. —el hombre hizo una mueca mientras se reía.
—Evan, por favor dame una semana —Agnes se puso nerviosa y comenzó a forcejear, después, él la miró detenidamente y sonrió de nuevo.
Agnes cayó al piso en medio de un charco de sangre. Había una daga bruscamente insertada en su pecho, no tuvo tiempo de reaccionar. Segundos después, Agnes yacía muerta frente a aquel hombre. Evan la miró con lástima y sacó su daga del pecho de la adolescente, además de robar el brazalete que abrazaba su muñeca.
El hombre desapareció, como si nunca hubiese estado ahí. En seguida, un chico de cabello castaño salió de su dormitorio y en cuanto vio el cuerpo, gritó el nombre de la chica. Todos los estudiantes salieron a ver qué pasaba.
Maggie, después de ver la escena, intentó calmarse, pero no lo consiguió así que prefirió volver al pasado, para buscar a la ojiazul y advertirle de su muerte. La chiquilla sentía que aunque no la conociera, Agnes merecía vivir más tiempo y haría que eso pasara.

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