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Dejun miraba desde lejos, más específicamente a cinco mesas de distancia cada gesto que hacía Yuta. Le hubiera gustado decir que era la primera vez que lo hacía, pero después de encontrarse mirando al chico durante tres meses seguidos ya no podía poner una excusa como esa. No cuando ni él mismo podía controlar sus ojos y estos inconscientemente terminaban siguiendo a Yuta a todas partes. Eso claro, siempre cuidando no ser pillado.

A nadie le gustaba un acosador, por lo que siempre mantenía un perfil bajo, observando alrededor antes de quedar completamente atontado por el chico de último año. Bueno, casi siempre, entonces cuando era pillado solo observaba a todos lados o fingía estar viendo un "punto fijo" mientras pensaba. Entonces así no lo veían como un bicho raro por quedarse viendo demasiado al chico japonés.

Dejun cursaba el primer ciclo de universidad, encaminado a la carrera de licenciatura en economía, que aunque no era fan de los números había preferido estudiar eso que alguna ingeniería industrial, o en el peor de los casos, encargarse de la maderería de la familia la cuál su abuelo mantenía. No era por despreciar el negocio familiar, puesto que todas las vacaciones los nietos de la familia Xiao trabajaban ahí, más Dejun sabía que él estaba hecho para algo más que solo terminar vendiendo madera, como todos sus primos y tíos que con sus estudios truncos habían terminando ahí.

Con eso en mente y sabiendo que si se quedaba en Dongguan sus padres y abuelo lo persuadirían para que trabajara en la maderería, no le había quedado de otra más que mudarse a Corea con su primo Ten, quien amablemente le había dado asilo en su departamento pues también se encontraba estudiando en aquel país.

Pero Dejun siempre había sido un chico introvertido, le costaba mucho acercarse a las personas y aún más hacer lazos de amistad por si solo. Quizá era porque la mayor parte su vida la había pasado rodeado de su familia por lo que no tenía la necesidad de conocer gente nueva, que sus habilidades para relacionarse eran prácticamente inexistentes.

Se ponía incómodo, a veces le sudaban las manos, otras veces solo no sabía como seguir la plática, entonces solo se quedaban callado y en el peor de los casos terminaba tartamudeando demasiado, lo que lo hacía tener un bloqueo mental. Ahí es cuando terminaba huyendo con el rostro caliente por la vergüenza.

Y era específicamente eso último lo que lo orillaba a no acercarse a Nakamoto Yuta.

Inspiró, imaginando lo desastroso que sería aquella situación. No, Dejun no necesitaba más vergüenzas en su vida y mucho menos una humillación pública frente a la persona que no podía sacar de sus pensamientos.

Así que muy posiblemente se dedicaría a seguir observando al chico desde lejos por todo lo que restaba del ciclo escolar, entonces cuando él se fuera se curaría la tristeza con comida y dos botellas de alcohol de las que Ten guardaba en la alacena.

A esas alturas ya se encontraba tan cansado de él mismo que era más simple solo culparse en la soledad de su habitación a intentar cambiar. Porque sabía que no podría hacerlo, porque ya lo había intentado muchísimas veces y siempre había terminado fallando. Porque tantas fallas lo hacían vivir en constante depresión por no poder ser lo suficientemente valiente por una sola vez en su vida. Y como siempre solo se dedicaba a estar de lejos y en silencio, únicamente observando a la distancia.

Exactamente como se encontraba en ese momento. Apoyado sobre su mochila, con los brazos cruzados, fingiendo escuchar música pero en realidad su atención estaba puesta en el perfil de Yuta, pues el chico se encontraba recargado contra un pilar. Se había levantado a dejar la bandeja de comida y ahora estaba recargado en la pared conversando con alguien que Dejun no conocía pero varias veces había visto junto a Yuta por lo que suponía debía ser uno de sus amigos.

𝑯𝒂𝒑𝒑𝒊𝒏𝒆𝒔𝒔  🗝 𝑌𝑢𝑥𝑖𝑎𝑜 Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora