O3.

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Para ser sinceros, la selección de música no era mala. Independientemente de que fuera una playlist de Spotify o hubiera una persona eligiendo minuciosamente la música, las canciones que sonaban te hacían mover la cabeza inconscientemente.

Si, eran pegajosas y bailables, pero la cosa estaba en el volumen de la música. El lugar era enorme, inmenso, ridículamente grande, por eso la música era tan elevada, que la cabeza de Dejun comenzó a doler. Estar acostumbrado al silencio sepulcral de su habitación lo hacía no apto para tolerar la música de la fiesta.

Siete canciones después y Dejun ya se encontraba apretando los dedos en sus oídos. Sentía como la música retumbaba dentro de su cabeza. A este paso sería un milagro si la cabeza no le explotaba antes de las dos de la madrugada.

Apenas era media noche.

Volteó su rostro, viendo hacia todas partes, encontrando solo cuerpos por donde mirara. Era como estar en un mar de gente, con luz neón parpadeando en todas direcciones.

Comenzó a sentirse sofocado. Una gota de sudor corrió por un costado de su rostro. Era tanto el calor corporal junto, que no sentía ni una pizca de aire fresco, intentó abanicarse con su mano pero eso tampoco ayudó. Sentir la ropa tan pegada a su cuerpo tampoco ayudó.

Cerró sus ojos intentando regular su respiración. Debía calmarse si no quería tener un ataque de ansiedad y votarle a la basura la noche a su primo. No debió haber ido. Pero siempre era bueno tener una primera vez. Esta sería su primera y última vez, estaba seguro.

Inhaló y exhaló y volvió a inhalar. Una vez se sintió más tranquilo abrió sus ojos, topándose con los enormes orbes obscuros que lo veían de regreso.

Había sido atrapado.

Ten frunció su ceño, viéndolo fijamente sin decir nada. Incluso dejó de bailar. Johnny a su lado también paró al darse cuenta unos segundos después de la actitud de Ten. Confundido, volteó a ver de Ten a Dejun intentando descifrar lo que sucedía.

La cabeza de Ten se movió de lado a lado antes de tomarlo del brazo y abrirse paso entre la multitud. Así fue como terminaron los tres en el patio trasero, un poco alejados del gentío que había alrededor de la alberca, porque claro, la casa tenía una alberca ridículamente inmensa.

El pie de Ten comenzó a golpetear en el suelo. Su mano moviéndose por todo el rostro de Dejun, limpiando su sudor con un paño que había mojado previamente en agua fría. Parecía una madre limpiándole el rostro a su bebé.

—Estas demasiado rojo —declaró Ten, volviendo a remojar el paño y comenzado a acercarlo al rostro del menor para seguir limpiándolo.

Dejun movió el rostro antes de que lo tocara —Estoy bien —chilló, bloqueando el segundo intento de Ten con su brazo —Estas llamando la atención —bufó dando un paso hacia atrás.

Johnny se encontraba frente a ellos, de espalda a donde la mayoría de gente se encontraba. Siendo alto y fornido, y ellos bajos y flacuchos, los cubría a la perfección. Pero Dejun quería que Ten parara con su mood de madre preocupada. Se sentía mal y eso solo le generaba más ansiedad.

—Dejun, si no estas a gusto solo debes decirlo —Ten cruzó sus brazos, recargándose sobre su pie —No nos vamos a enojar ni nada parecido. Podemos irnos a la casa si eso quieres.

Dejun hizo un puchero. Eso era justo lo que no había querido. ¿Por qué todo le salía mal?

—Oye, está bien ¿Okey? No pasa nada, bro —la enorme mano de Johnny se posó sobre su hombro, dando palmadas.

—Estoy bien. Ya les dije.

Con el ceño fruncido, Ten levantó el dedo índice de su mano listo para comenzar a reprender al menor. Más fue interrumpido por una voz un tanto peculiar que gritó el nombre de Dejun, cortando todo lo que Ten fuera a decir.

𝑯𝒂𝒑𝒑𝒊𝒏𝒆𝒔𝒔  🗝 𝑌𝑢𝑥𝑖𝑎𝑜 Where stories live. Discover now