Capitulo 9 I

1.2K 192 14
                                    

  Habían pasado unas semanas desde aquel acontecimiento con Hades y como prometimos lo estábamos llevando poco a poco. Ocasionalmente salíamos por un café o nos quedábamos hasta tarde mirando películas en el salón, el más feliz con esta nueva relación era Carlo quien estaba más que contento con ver a sus padres juntos.

- ¿Mami?- Uy, hasta parece que lo invoqué con los pensamientos.

- ¿Qué pasó, bebé?- Murmuré desde la cama.

Han de ser apenas las ocho de la mañana, hoy le tocaba hacer el desayuno a Eros así que ni me molesté en levantarme temprano ya que, bueno... los sábados no se madrugan. 

Lo dice la biblia.

- ¿Dónde está papi?- Preguntó adentrándose a la cama, se acomodó junto a mi y tras acomodar su cabeza en mi pecho suspiró.

- ¿En su cuarto?

- No lo encontré.- Respondió negado.

Que raro, Hades era el que menos madrugaba en esta casa. Alcé una ceja ¿A dónde pudo haber ido tan temprano? 

- ¿Le preguntaste a Eros?

- Tampoco esta.- ¿Qué? ¿Y quién se supone que va a alimentarnos hoy? Bufé con hastío viendo que sería mi turno de cocinar otra vez.

¿Para qué carajo crea un esquema de tareas si luego no las va a cumplir? Así trabaja cualquiera.

La calmada respiración de Carlo me sacó de mis pensamientos, giré la cabeza hacía él y me lo encontré durmiendo. Sonreí levemente al verlo y decidí tomarle una foto, se veía tan dulce y tierno en esa posición, incluso... incluso me hacía acordar a Hades. 

Creo que este niño nunca necesitará una prueba de ADN con el Dios, y si no fuera porque salió de mi vagina me haría una yo ya que no se parece en nada a mi.

Misterios de la vida, quizá.

Moví mi cuerpo con lentitud y tras acomodar a mi niño entre mis almohadas decidí salir de la cama y preparar nuestro desayuno.

Ya fuera del cuarto acomodé mi enredado pelo en una coleta mal hecha y sin más me encamine hacía la cocina.

Abrí la heladera y... no teníamos una mierda. ¡¿No se suponía que Zeus haría las compras?! Dios, cada día los quiero menos.

Agarré dos manzanas, una naranja y las corté en trozos para Carlo, mientras para mi prepare un fuerte café.

Para cuando terminaba de acomodar la fruta en un tazón, la silueta de mi niño se adentró en la cocina.

- Gracias.- Susurró adormilado cuando le coloqué en frente la fruta. Le sonreí en respuesta y procedí a sentarme frente a él con mi taza en mano.

El desayuno pasaba sin mayores contratiempos, hablábamos de temas triviales e incluso nos reímos unas cuantas veces a costa de los Dioses que tiene por tíos.

De pronto un fuerte estruendo nos hizo saltar. Carlo de inmediato clavó su mirada en la mía buscando respuestas, alcé los hombros.

- Quédate acá.- Ordené poniéndome de pie.- Me voy a ir a fijar, si sentís otro ruido vas y te encerras en el cuarto.

- Pero...

- No, sin peros.

Dejé mi taza a medio tomar sobre el lavabo y a paso decidido me encamine hacía la puerta de entrada, lugar de donde provino el ruido. Mucha fue mi sorpresa al adentrarme en el salón y toparme frente a frente con una mujer con una larga cabellera castaña, vestía ropas típicas del Olimpo y... esperen, paren todo, yo a ella ya la había visto.

¡Fue la mujer que golpeó a Zeus la primera vez que toqué el Olimpo!

- Hola.- Gruñó al verme. 

¿Por qué esta tan enojada de verme? Digo, no es como si yo la hubiera invitado.

- ¿Necesitas algo?- Pregunté ignorando la serie de susurros despectivos hacía mi hogar.

- ¿Dónde esta Zeus?

- Me gustaría saberlo.- Respondí sin filtro, la enojada mirada que me dedicó me hizo callar.

- Me quedaré a esperarlo.- Avisó y sin más caminó hacía donde me encontraba.- Espero sepas servir bien a una Diosa.

Ispiri sipis sirvir biin i uni Diisi.

Estúpida. 

No sé quien carajo seas o para que buscas al otro imbécil pero ya me caes mal.

Caminó hacía la cocina sin siquiera pedir permiso, bufé y rodé los ojos ante su acción, ni que se le fuera a caer una extremidad por ser educada. 

Caminé con rapidez a cerrar la puerta ya que ni siquiera a eso se dignó y luego prácticamente corrí hacía la cocina ya que ni loca dejaría a esa mujer con mi hijo.

- Así que sos hijo de Hades.- Escuché su voz al otro lado de la puerta.- Me sorprende que una humana haya conseguido a la primera lo que en décadas intentó Perséfone.

- Disculpa.- Gruñí entrando y colocandome a un lado de Carlo ya que se encontraba notablemente asustado por la actitud de la Diosa.- No le hables así.

- ¿Qué?- Preguntó con burla al escuchar mi tono de voz.- Una humana no me dice que hacer.

- No te hablo como una simple humana.- Avisé dando un paso frente a ella colocando a mi niño detrás de mi.- Te hablo como una madre y me importa una mierda que seas una Diosa o incluso un dinosaurio, volvé a hablarle mal y te juro que te dejo una linda marca en ese rostro que tenes.

- ¿Qué?- Repitió esta vez con incredulidad.

- Bebé subí a jugar al cuarto mejor.- Le pedí ignorando por completo a la mujer.

Carlo me hizo caso ya que tan pronto como terminé la oración este salió corriendo hacía la parte superior de la casa dejándome sola con la Diosa.

- ¿Enserio tuviste que engendrar un bastardo para qué Hades se quedara contigo?- Preguntó con palpable cinismo.- Que patético.

- Al menos a mi me es fiel.- Sonreí con arrogancia.- Lastima que no puedas decir lo mismo.

- ¿Cómo te atreves?- Gruñó alzando su mano en dirección a mi rostro, lugar en el que me proporcionó una fuerte cachetada.

- No vuelvas a tratar mal a mi hijo.- Gruñí sobandome la mejilla herida. 

De repente el sonido de la puerta principal abrirse nos sorprendió y las repentinas carcajadas de Hades y Zeus nos dejaron saber que habían vuelto a casa.

Dios, ni siquiera son las diez de la mañana y yo ya huelo problemas.

Dios, ni siquiera son las diez de la mañana y yo ya huelo problemas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.





Hola, papá. (PRÓXIMAMENTE)Where stories live. Discover now