Acerca de la tristeza

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Y la sentí llegar, ni si quiera necesitaba que alguien me avisara que estaba aquí, yo lo supe desde que sentí ambas de sus frías manos sobre mis hombros. Reconocería la sensación de su cuerpo contra mi espalda y sus brazos cruzándose delicadamente sobre mi cuello, la de sus labios besándome la oreja, su dulce y tormentosa voz susurrándome cómo nunca nada de lo que haga será suficiente.
La sentí colándose en mi alma poco a poco, obligándome a rechazar todo contacto humano.
Pude sentir como mi corazón se marchitaba con su llegada, pude sentirla sobre mi en cada momento, pude sentir cómo todos me abandonaban porque ella era demasiado posesiva.
Le di mi voz, mis pasiones, lo poco que disfrutaba de la vida, todo se lo entregué. Me entregué a ella como nunca pude entregarme a nadie más, porque sabía que ella tenía razón acerca de todo, sabía que lo que todos pensaban era cierto.
Entendí que estaba destinado a ella y a nada más, que no había lugar en el mundo para mí, no si no estaba a su lado.
Puedo sentir como mi corazón late más lento desde que ella llegó, cómo no me da hambre, ni sueño y cómo no hay espacio en mi corazón para alguien más.
Gracias a ella cualquier comentario se vuelve como un cuchillo serrado enterrándose en lo profundo de mi corazón.
Pensé que no la volvería a ver, pensé que se quedaría como un recuerdo de la secundaria, pero ahí estaba ella, aferrándose a mí, diciéndome lo mucho que me había extrañado y cómo nadie me alejaría de ella nunca más.

Una vez más estamos aquí los dos en el fondo del pozo, yo mirando lo lejano que se encuentra el techo y ella enredada en mi para que no la deje nunca más.

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Nonsense lettersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora