Capitulo Tres

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La alarma sono y el despertó con un suspiro aliviado, estaba vivo. Tenia otra oportunidad, tenía la oportunidad de salvarlo. No pensó, ni le importó para nada, el hecho de que estuviese viajando en el tiempo cada vez que moría. Era el ser más tonto para pensar un porqué o como. Prefería agradecer al universo por aquella oportunidad y intentar aprovecharla.

Con otra actitud a las de las otras mañanas, se levantó con rapidez, queriendo ver rápidamente al renacuajo naranja.

_. ¿Tobio no desayunas?─Preguntó Miwa observando a su hermano tomar una rebanada y ponerse sus zapatos con rapidez. Ni siquiera sé molesto en responder, o en despedirse, dejo a la pelinegra con dos desayunos y confusión_. La juventud de hoy en día...─suspiró dándole un sorbo a su café.

_. ¡Hinata Boke!─gritó apenas pudo visualizar esa cabellera naranja esperandolo en el punto de encuentro de siempre, el recíen nombrado dio un pequeño brinquito del susto y poco despues sintió como los brazos del más alto le rodeaban, en un cálido abrazo.

_. Kageyama idiota, sueltame.─intentaba safarse de los brazos del pelinegro, pero cualquier intento era inútil, le doblaba la fuerza. Unos segundos después le terminó soltando, comenzando a caminar como si nada_. ¿Que fue eso, idiota?─Shoyo se apresuró a seguirle el.paso.

_. Tenia ganas de abrazarte, ¿acaso no puedo?─respondió indiferente, pero la realidad era que aún le seguía doliendo, pero al menos el hecho de tenerlo frente suyo abrazaba con calidez su corazón.

_. Nop, me gusta.─Volvió a sonreír para el. Tobio negó con la cabeza riendo. Por el, estaba dispuesto a sangrar hasta que su sangre se acabe.

Desearía saber lo que le pasaba, el porque lo llevaría a eso, pero creía que el podria ayudarle respetando su privacidad, simplemente queriendole, y cuidandole. Estando allí para el.

Ambos almorzaban en un sitio apartado del resto, en cuatro escalones viejos detrás de una de las puertas de la cafetería que nadie usaba

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Ambos almorzaban en un sitio apartado del resto, en cuatro escalones viejos detrás de una de las puertas de la cafetería que nadie usaba. Una especie de salida de emergencia, la cual se hizo el lugar cotidiano para almorzar de aquel dúo. Kageyama observaba lo desprolijo que era comiendo Shoyo.

_. ¿Puedo probar?─intentó robar de su almuerzo. Lo cual nunca le permitía.

_. Toma. No hables con la boca llena.─Asintió sonriendo, ¿que tenía que hacer para salvarlo? ¿Que tenía que hacer para conservar esa sonrisa?

Y así pasaba la mayoría de tiempo con el, hasta su propia tiempo libre, todo el transcurso de la escuela, hasta el momento de separarse para ir cada uno rumbo a su casa, preguntándose ahora si, si sucedía algo en su hogar, o en que momento sucedía algo que pudiese provocar un mal estar en el pelinaranja.

Otra migraña en su cabeza se presentaba, no sabía si era de tanto pensar o del estrés de no saber que hacer.

¿Porque? Era lo único que se preguntaba.

Si encontraba esa razón, tal vez podría convencerlo de que se quede con el.

La repetición de muchas situaciones era otro dolor de cabeza, ciertas charlas, ciertos momentos, ciertos errores que volvía a cometer. Su móvil se volvió otro dolor de cabeza con el mismo tema. Lo único que parecía no volver a repetirse, era Shoyo, algunos momentos y palabras eran iguales, pero todo el resto era completamente diferente. Algo que le hacía también no perder la esperanza.

¿Porque era el único en no ser completamente igual?

No perdía nunca la esperanza, cada vez que volvía al comienzo aseguraba que lo podía lograr, a pesar de que cada uno de esos intentos terminasen en el mismo resultado.

Pero otra vez presentía que esta vez iba a funcionar, otra vez se aferraba a aquella idea de que había hecho todo bien.

Y los días pasaron, como de costumbre, aveces pensaba que necesitaba más tiempo a su lado, pero nunca estaba preparado para ese último día, ni para lo que ocurría después. Y ahora solo faltaba un único día para saber si otra vez todo lo que había hecho era en vano. Como era de costumbre en la noche, se despedían por llamada, aunque intentase alargar la conversación o tratar de encontrar algo inosual, que le indique algún signo de tristeza. Pero no había nada.

Nunca hubo una nota, un mensaje, una llamada, algo.

Despertó esta vez algo deprimido, último día. Prendió su móvil para ver la hora, y una lagrima se deslizó por su mejilla en un instante. ¿Antes?¿porque antes? La noticia en su móvil le perturbó, no había nada que hubiera hecho mal, nada no había nada.

Y Shoyo lo había hecho un día antes de lo previsto.

Solo deseaba algo, un mensaje para el, una razón, una despedida. Pero repitó, nada.

Aun trataba de acostumbrarse, pero cada vez dolía mas y más, su corazón sangraba sin poder cicatrizar, perdiendo poco a poco las esperanzas. Odiandose a sí mismo por ser un inútil, por no poder cambiar el destino.

No se rendiría, podía perder el aliento, el ánimo pero lo único que se negaba a perder era a Hinata, no se rendiría hasta que esa linda sonrisa brillará por siempre. Si podía volver el tiempo atras, tambien podía hacer que Shoyo este bien.

Podía ser un tonto, pero era uno con mucho amor para dar.

Y volvió a reiniciar el ciclo como lo hacía siempre. Solo para el y por el.

El sonido de su propia alarma comenzó a cansar, pero el número del día y la hora en aquel aparato le perturbó con ligereza. ¿Era posible volver un par de semanas más atrás? Había confirmado que si. Tenía un buen presentimiento de aquella repentina suerte.

Aunque dolía mas el único hecho de perder toda la confianza conseguida con el pelinaranja, era sentir la lejanía repentina y la pérdida de su propio progreso.

_. ¿Porque estas tan raro últimamente?─Tobio dirigió su vista hacia el más bajo, por primera vez no le había prestado atención_. ¿Sigues deprimido por que perdimos las nacionales? No seas tonto, sabes que llegamos muy lejos y fuiste el mejor colocador que ese tal Miya. La proxima, te prometo que ganaremos.─Logró sacarle una sonrisa.

La próxima.

Carcajeó negando con la cabeza_. Hinata tonto─Desordenó su cabellera naranja mirándolo unos segundos desafiadamente. Prosiguió a correr segundos después, dándole a entender que se trataba de una carrera.

Ambos eran capaces de entenderse con una simple mirada.

_. ¡Kageyama idiota avisa antes! ¡si llegas primero, yo gano y si no también!─Gritaba intentando alcanzarle.

No quería imaginarse una vida sin el, no quería una vida sin escuchar su risa, no sabría si podría aguantarlo

Su sonrisa era todo lo que importaba.

Su sonrisa era todo lo que importaba

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Capitulo editado: 21/06/2023

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