Este lugar es inmenso y hermoso. Es un espacio más pequeño, pero tiene unos balcones con una vista preciosa, rebosantes de flores y arbustos pequeños. Nunca pensé que celebrarían un cumpleaños aquí, al parecer los padres de Roy tienen mucho dinero. Emilio dijo que sus cumpleaños son siempre así.
- Es una vista muy bonita, ¿verdad?
Giro y me encuentro con una chica alta, de un bonito color de piel tostada y su cabello castaño cayendo en suaves ondas sobre su espalda. Lleva un vestido azul oscuro que podría ser de los más bonitos que he visto, más creo que se debía al hecho de lo radiante que lucía ella.
- Todo este lugar es bonito.
- Lo sé, cada segundo que paso aquí me siento más encantada con él - ella se coloca a mi lado y observa con admiración el paisaje - ¿Has venido con Emilio?
- ¿Cómo?
- Emilio, mi "cuñado" se podría decir. - ríe - Aún no nos han presentado, pero soy Sophie, la novia de Roy.
- Un gusto, soy Joaquín.
Ella ríe.
- Lo sé. Te ves muy bien Joaquín.
-Gracias. Tu también. Tu vestido es ... incomparable
- ¿Eso crees? - dice ella acomodando la parte de la cintura - Siento que podría parecer algo... exagerado.
- Es el cumpleaños de tu novio, nada es lo suficientemente exagerado - le digo intentando animarla, parece funcionar pues me dedica una sonrisa amena.
- Roy me contó lo que dijiste por mí a la payasa de la ex novia de Emilio.
- Creo los payasos se sentirían ofendidos con esa comparación - a Sophie se le escapa una risita y asiente con la cabeza - Realmente ella cruzo el límite de mi tolerancia. De hecho, se merecía más que unas cuantas palabras.
- Jamás comprendí como Emilio podía estar con una chica así... eran tan diferentes, y no es que crea que las parejas deben de ser iguales, sólo que en ellos yo no encontraba ningún punto en común, sus ideales, su modo de ver la vida, las cosas importantes para cada uno eran opuestas, pero Emilio parecía hechizado.
- Bueno, ella era muy guapa.
- Sólo por el exterior, y eso el tiempo lo termina, pero el ser humano que eres te define para siempre.
Sophie era guapa, pero podía ver claramente la diferencia entre ella y María, pues esta era bella de la manera más especial que puede ser un humano. Ella bonita por fuera y preciosa por dentro.
- Es bueno saber que Emilio lo está intentando de nuevo y no se cerró como temía Roy. Luces como una persona distinta, mejor, claro.
- Gracias, pero yo y Emilio...
- ¿Aún no te lo pide?, lo hará - ella me guiña un ojo. Por qué las personas tienen esa manía de interrumpir las explicaciones importantes.
- No Sophie, a lo que yo me refiero es que con Emilio no hay nada, jamás lo hubo - ella frunce el ceño, parece intrigada - Si estoy aquí es porque mi papá está invitado, él y Paul están trabajando juntos y se han hecho grandes amigos...
- ¿Tú eres el hijo del socio de Paul? - creo que poco a poco lo está pillando porque luce un tanto sorprendida, como si por su mente estuviera sacando sus conjeturas - Pero, entonces, eso quiere decir que tú eres el novio de Diego.
Me encojo de hombros.
- ¡Mi amor! ¡Aquí estás! - es el mismo Roberto Montaño en persona, luce muy apuesto y al encontrarse con su novia le dedica la sonrisa más radiante que puedes ver en un chico.
Ella lo besa en la mejilla. Roy se vuelve y parpadea, como si intentara reconocerme.
- ¿Joaquín? ¿Por qué estás aquí? - suelta él de repente y Sophie le da un discreto codazo.
- Roberto... - dice ella.
- No, disculpa, me refiero a que... es una sorpresa verte.
- Descuida, te entiendo.
- Bueno, tampoco eres un desconocido, eres... amigo... de Emilio - lo último sonó más como una pregunta, eso me indica que él no sabe mucho (o quizá nada) de las últimas actuaciones del año con el asunto del novio falso y el novio profesor secreto.
- Sí, lo acompañé a su fiesta de cumpleaños aquella vez... - de alguna forma comenzaba a sentirme más nervioso.
-Por cierto, gracias por la ayuda que le brindaste, Diego y yo lo valoramos mucho...
- Bueno, Emilio es genial, sería una lástima que algo malo le ocurriera a un profesor como él.
- No creo que los alumnos lo echaran de menos - bromea. Es mi oportunidad para dejar claro ciertos detalles que quizá deba cuidar Sophie durante el evento... Incomodo, pero no encuentro otra forma.
- Te equivocas, esta última semana sin él en el colegio se le extraño mucho, su clase es la favorita de varios de nosotros.
Sophie quiso disimular, pero los ojos se le desorbitaron.
- Emilio es tu profesor... él, oh... - Roy coloca una mano en la espalda de su prometida, ella pilla el mensaje, intenta actuar con naturalidad, pero es evidente que esto la ha sacado de frecuencia.
- Amor, tu hermana te buscaba, quería decirte algo antes de que comenzara la cena.
- Um, creo que sé que quiere, iré a buscarla, ¿nos vemos en la entrada principal?
- Allí estaré - le contesta sonriente y se besan ligeramente.
Sophie camina rápidamente hacia la puerta lateral.
- De acuerdo, escucho - le digo a Roy quien parece sorprendido con mis palabras, pero no me he equivocado, él quería hablar a solas conmigo.
- ¿Te ha invitado Emilio? - pregunta y yo niego con la cabeza.
- No, ¿crees que podría venir sabiendo nuestra situación? no soy tonto.
- Entonces, ¿Cómo es que estás aquí? - no se anda con rodeos.
- Estoy acompañando a mi papá, él de Diego y el tuyo nos han invitado.
- ¿Tú eres el hijo de Uberto? - exclama sin ocultar su sorpresa.
-Si, Joaquín Bondoni, ¿te suena?
- No creí que fuera el mismo Joaquín - Roy pasa los dedos por el cabello de su nuca, un gesto muy de estos chicos - Porque eso quiere decir que...
- ¿Diego y yo? - Interrumpo - Pues sí, ¿extraño no?
- ¿Emilio lo sabe? - Asiento - ¿Qué dijo?
Sonrió, efectivamente este secreto sólo es entre nosotros tres. - Bueno, Emilio es sólo mi profesor, por qué tendría que decir algo.
Según sé Roy se rehusó completamente a lo mío con Emilio desde que supo la verdad. Para él todo terminó antes de comenzar. No seré yo la que cambie esa creencia.
- Porque también son amigos... él te llevo a su fiesta de cumpleaños.
- Sí, pero nuestra amistad se ha ido debilitando - le digo - Muchas personas no ven con buenos ojos que sea amiga de mi profesor, eso es triste, porque Emilio es una amistad muy valiosa que no podré tener sólo por los prejuicios de algunos.
- Es tu profesor - el tono de Roy es un tanto rotundo.
- Puedo jurarte, Roy, que eso lo tengo muy claro.
Doy por terminada la chara y salgo de aquel lugar en busca de mi padre que seguramente me estará buscando por todo el lugar.