Una tarde algo complicada

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Al llegar al departamento pedí a Agapito que me esperen en la entrada, subí por el ascensor sentía un miedo que poco a poco seguía creciendo, era inevitable tendría que ver a mi hermana.

Al llegar a la puerta sentí una punzada en el corazón, mis manos sudaban, sentí un leve mareo, pero me arme de valor y toque la puerta.

La puerta se abrió dejándome sorprendido, mis ojos se pusieron en blanco, no lo podía creer, sentí un abrazo, uno muy acogedor, correspondí al abrazo mis ojos se cristalizaron y solté algunas lágrimas.

— Rius, te ves diferente— dijo mientras se soltaba del abrazo para verme mejor.

— Tu te ves como te recordaba, no cambiaste casi en nada— hable sonriendo.

En eso vi dentro de la casa y estaba mi hermana sentada en el sofá, parecía que había visto un fantasma, sonreí al verla.

Trolli me dejó pasar y saludé a mi hermana ella solo estaba tan feliz que se me quedó abrazando por mucho tiempo.

— Wow se nota que ni mensajes mandaste— dijo Trolli en forma de gracia.

Sonreí a su intento de chiste pero mi hermana levanto la mirada y sentí como si quisiera asesinarme, la alegría paso a ser miedo, no le envíe ni un solo mensaje desde que me fui, no tuve redes sociales excepto por los que maneja Musi y en los que cuelga cosas como si fuera yo.

— Rius— dijo mi hermana con un tono escalofriante.

— ¿Si? — respondí, sentí como casi no me sale la voz.

— ¿Por qué nunca me mandaste ni un solo mensaje?— pregunto y se puso a llorar, fue raro pero quién entiende a la mujeres, pasan de alegres a molestas y luego a tristes.

— Yo eliminé todas mis redes sociales, de hecho reinicie el celular al igual que mi vida, y no quise hablar con nadie de España para no recordar— explique algo apenado mirando al suelo.

— Creo que te afectó mucho lo que te hizo Timba — hablo Trolli.

— No solo fue Timba, también dolió que mis amigos creyeran en lo que Timba dijo de mi — agregué mirándolo a los ojos.

— Yo lo siento mucho, pero las fotos y todo lo que dijo Timba eran tan creíble.

Suspiré y abrace a mi hermana, ella se secaba las lágrimas .

— ¿Y qué hiciste en estos años?— preguntó para aliviar la tensión formada.

— Pues creé una empresa de productos de belleza, y ahora soy modelo, ah también ya tengo un hijo, y pues ahora me quedaré dos años en España — dije con total tranquilidad, pero de nuevo ví los rostros sorprendidos de mi hermana y Trolli.

— ¿Tienes una pareja?— preguntó mi hermana.

— No, y no quiero ninguna, mi hijo es adoptado— respondí con una sonrisa para que no notarán lo mucho que me incómoda hablar sobre una pareja.

— Entonces, ¿Ya viste a Timba?— pregunto Trolli.

— Lamentablemente si— dije para soltar un suspiro.

— ¿Y cómo fue?— preguntaron los dos al mismo tiempo.

— Pensé que me dolería más, pero hay cosas peores que las que el me hizo— dije y solté un intento de sonrisa, por mi mente paso Acenix, ahora vive conmigo y es feliz pero los primeros meses fueron duros, el tenía pesadillas y de paso tenía marcas en los brazos, fue muy triste y trabajoso superar esas cosas con él.

— Rius ya se está haciendo de noche ¿Te vas a quedar a dormir?— preguntó mi hermana, era natural que nos faltarán temas de conversación, cuando dos personas no se ven en mucho tiempo es extraño hablar.

— Hay no, tengo a mis guardaespaldas esperando afuera, seguro que ya se cansaron, volveré otro día— dije levantándome rápidamente.

Saque un papelito de su mesa de mi hermana, anoté mi dirección actual y número de teléfono y se lo di a mi hermana.

— Llámame cuando puedas, adiós nos vemos otro día— salí casi corriendo, fui hasta donde deje a Aga y Joe.

— Perdón me demore mucho— dije al entrar en el auto.

— Descuida Rius, tuvimos jefes a los que esperamos mucho más tiempo, así es la vida de un guardaespaldas— dijo Aga, Joe se puso a manejar y todo fue tranquilo hasta que llegamos y tuve que bajar, allí estaba Timba con unas flores en las manos, fruncí mis cejas al verlo, Aga bajo primero y fue a hablar con él.

— ¿Joe podrías hacerme entrar hasta mi departamento sin que se den cuenta?— pregunté hablando un poco bajo.

— Podría intentar— respondió con un tono animado.

Bajamos del auto en silencio, Joe me cubría con su cuerpo hasta que escuche el sonido de un golpe, intente ver pero lo que ví me dejó muy enojado, Timba acababa de golpear el rostro de Aga.

— ¿Pero que demonios te sucede?—dije acercándome, Joe había corrido a ver cómo estaba Aga.

— Sabía que este tarado mentía, Rius yo solo vengo a aclarar las cosas— dijo con una sonrisa.

— Lárgate Timba, no te quiero ver, no hay nada que aclarar, y además tengo muchas cosas importantes que hacer— respondí, mi tono de voz había cambiado, está vez se notaba lo enojado que me encontraba.

— No me iré, no te ví en 5 años, quiero hablar contigo, te extrañe— dijo su voz está ves era como si suplicará, pero aún así no quiero tomarle atención.

— Lárgate, suficiente tengo con lo que dijiste de mi, tengo una vida nueva ahora — dije y Joe se acercó a él para hacer que se fuera.

— Rius perdóname, lo siento, lo que te hice estuvo mal, pero tengo una buena razón, si me escuchas seguro que me vas a entender— dijo , lo miré con rabia y camine hacia la puerta para entrar corriendo hasta mi departamento.

— Perdonarte, jamás lo haré, que te perdone Dios— dije y entre, Aga entro conmigo y me llevo hacia mi departamento.

Cuando llegamos a la puerta, lágrimas se me salieron y sentí como Agapito me abrazó, llore con más fuerza.

— Ya va a pasar, haré que él no vuelva a molestarte— dijo Aga para consolarme.

— Odio aparentar ser fuerte, odió a Timba pero no me entiendo por qué me duele— dije llorando, Aga me acariciaba la espalda para que me calme.

Me seque las lágrimas y me separé del semi abrazo de Aga, solté una sonrisa para convencerme de que ya me sentía mejor.

— Vamos entra a tu departamento, tu amigo dijo que te estaba esperando.

Después de esas palabras, entre al departamento y Aga se fue.

¿Perdonar? Ni que fuera DiosWhere stories live. Discover now