*darkness*

216 43 4
                                    

Oscuridad. Oscuridad por todas partes, hasta donde alcanza la vista.

Estoy solo. Sí. Completamente solo. Estoy en el fondo de un pozo infinito, donde nada puede alcanzarme. Donde nada puede ya salvarme. Salvo yo. Tal vez yo mismo pueda salvarme.

Oigo otra respiración, aunque mucho más lejana. Los latidos de un corazón que no es el mío, el brillo de unos ojos que no son los míos y se acercan poco a poco hacia mí.

Es Yeji.

— Yo te quiero, Jihoon —dice con voz suave. Una voz que no es la de Yeji y al mismo tiempo es claramente la suya.

— Lo… Lo sé —logro decir, aunque apenas consigo oír mi propia voz por encima de mis latidos.

— Sería muy fácil. Lo sabes, ¿verdad? El corazón me da un vuelco.

— Yeji…

— Tan solo tendrías que besarme. Si lo haces, todo se habrá terminado.

La respiración se me acelera mientras Yeji se acerca a mí poco a poco.

— ¿Lo dices en serio?

— Por supuesto. Solo tienes que besarme.

Se acerca cada vez más, tanto que solo tendría que moverme unos centímetros para rozarla. Y entonces me acerco a ella y la beso en los labios.

Ya está. Todo ha terminado, ¿no? Ella misma lo ha dicho. Pero… pero no. Esto no está bien. No me siento bien. No es a ella a quien debería besar, no es a ella a quien quiero besar en realidad.

Rompo el beso.

— No es a ti a quien estoy besando —digo, y ella sonríe.

— No —afirma, pero ya no es Yeji. Ahora es Mashiho, que me observa con una expresión ilegible en los ojos—. Me estabas besando a mí.

— Te estaba besando a ti… —mascullo.

— Pero eres tú quien se ha separado —señala—. Eres tú quien ha roto el beso, no yo, aunque pensabas que era Yeji.

Distingo sus palabras, pero no entiendo qué es lo que quiere decir con ellas. Y entonces, Mashiho vuelve a ser Yeji.

— ¿Quieres volver a besarme? —pregunta con una sonrisa seductora, y sus labios parecen invitarme a que me acerque a ellos. Pero no puedo hacerlo. No puedo seguir engañándome.

— No.

— ¿Estás seguro? La decisión está en tus manos.

Asiento con la cabeza, consciente de que tiene razón, y bajo la mirada hasta mis manos. Sí. La decisión es mía. No voy a besarla. No voy a hacerlo cuando no es a ella a quien quiero besar en realidad.

— La decisión es nuestra —dice, y de nuevo ya no es Yeji. Al levantar la mirada, veo que soy yo.

— ¿Qué haces…? —comienzo, pero mi pregunta queda inconclusa. En realidad no sé qué es lo que quiero preguntar exactamente.

— Besarla no habría sido sincero —señala—. Nosotros no sentimos nada por ella.

— No sentimos nada.

— Al besarla solo nos estaríamos engañando. Lo sabes, ¿verdad?

Sí. Tiene razón.

No tiene sentido besar a alguien a quien realmente no quieres besar. No tiene sentido obligarte a no besar a quien sí quieres besar.

— Lo sé.

— Pues no lo olvides.

霜┆𝚏𝚛𝚘𝚜𝚝 ; 𝚙𝚊𝚛𝚔 𝚓𝚒𝚑𝚘𝚘𝚗Where stories live. Discover now