Capítulo 14 FINAL

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Me fui a mi cuarto, pero solo para engañarme una vez más y simular que cerrar los ojos es dormir, siempre había sido así, y más cuando la boda de Anna me recordaba tanto a la de Amalia. Era mi castigo, presenciar como las mujeres que más amé se casaban con otras personas, y yo seguía ahí, esperando que en este mundo existiera alguien capaz de amarme, y no dejarme sin esperanzas, dicen que a la tercera es la vencida, pues a la tercera ya estaba cansada de tanto tratar, de tanto buscar, que tanto vivir en vano. No esperé que el sol naciera en el horizonte de esa ciudad del amor, mis ojos estaban despiertos cuando el primer contacto del astro mayor impactó contra el cielo inerte. Supe entonces que ese día volvería a perder a alguien más. Me levanté y vi la ropa sacada y alistada para el gran día, recordé que debía buscar a la novia, y llevarla al altar. Todo debería estar listo para las diez, y apenas entraban las seis y yo ya me comía el gimnasio para no caer en un mar de lágrimas. Subí a las siete y tomé una ducha, ya Susane había preparado el desayuno y me veía atónita, iba con unos short de poca tela, una camiseta abierta hasta media cintura y un tope debajo, mis zapatillas Nike y mi piel pálida y para los críticos perfecta completamente al descubierto. Me sorprendió su cara, que le pasaba, su respuesta fue concreta y sincera, aunque lo tomé como una simple alternativa a elevar mi autoestima-es que estás muy buena-me eché a reír sin medida, realmente hacía tiempo no me reía así. Bajé vestida de negro y me miró con sus ojos verdes-en serio, como voy a espantar a las lesbianas que nos caigan detrás-era tan cómica cuando se lo proponía. Salimos con destinos diferentes, ella ayudaría a Beky con los preparativos de la fiesta, y yo recogería a Anna que debía estar lista para la ceremonia.

Llegué y las chicas salían, ya Anna estaba arreglada y me esperaba en la parte alta. Subí a toda prisa y al entrar vi a la mujer más hermosa del mundo sumida bajo el encaje mágico de la felicidad disfrazada de blanco y con ramo incluido. Me vio y una lágrima hizo por brotar de sus ojos, no la dejé, arruinaría todo. Vio mi mano tan cerca de su rostro y me atrajo contra su cuerpo, hundió su rostro en mis hombros y la sentí en mí, como solo podía sentir cuando estaba con ella.

-Tengo miedo.

-Es normal, solo baila conmigo, ven, sígueme.

-Como aquella noche en el burdel, la verdad, Alex solo sé bailar contigo.

-No te puedo culpar, yo bailo demasiado bien.

-Nunca lo voy a amar como te amo a ti.

-Pero que dices, si él es perfecto, te ama, te valora como la mujer que eres, eres tan feliz a su lado.

-A tu lado también lo sería, a tu lado no existiría la duda de un pudo ser, o un no fue.

-Él es todo lo que deseabas, un hombre.

-Qué hago con casarme con lo que deseaba, si es que no dejo de pensar en ti, en la última vez que estuvimos juntas.

-Yo solo te haría daño, tú misma lo dijiste, mi raza no nació para amar.

-A caso el amor está en las personas según su raza, o su dinero, quién puede decirme la verdadera cara del amor, si es que nunca lo entendemos. Yo misma pensé que eras pasado, que al fin había dejado ir esa página en mi vida, pero no es así, te amo con todas mis fuerzas, siempre va hacer así, y no importa si me dañas, o yo de paso también te daño, porque Alex, hasta el dolor es parte de esto que siento por ti.

-Sabes de sobra que comparto ese mismo amor, a veces pienso que desaparece, pero basta con cruzar las miradas y vuelve. Sin embargo, no eres la única mujer que quiero.

-Amalia fue una experiencia única, tu obsesión, ella te mostró otra faceta del amor, un amor sencillo, hermoso hasta cierto punto. Siempre será especial, sé lo que significa una persona así, pero debes comprender que ella ya eligió, y eligió a su esposo.

Invítame a ParísWhere stories live. Discover now