vix. jueves; parque.

572 116 7
                                    

Después de leer todos esos mensajes en su celular, Jeongwoo sólo necesitaba regresar a casa, tomarse una ducha y meterse directamente a la cama. En cambio, el destino le presentó a un rostro muy conocido, que le impedía hacer precisamente lo que se disponía a hacer.

— ¿Podemos hablar?

Esa voz simultáneamente grave y dulce lo obligó a elevar la mirada hacia el costado, para así encontrarse nuevamente con su buen amigo. Cierto alivio llenó su pecho al saber que no se trataba de Haruto ni de Jihoon.

— ¡Junkyu! —saludó Jeongwoo, con una pizca de emoción renovada en la voz— Claro que sí; ¿qué te trae por aquí?

No lo veía desde que se cambió de escuela, el año anterior, más o menos por la época en la que Jeongwoo y Jihoon terminaron. Su comunicación no había sido completamente cortada, pues aún tenían sus redes sociales, y sin embargo, sentía como si hubiesen pasado muchos más años.

— Ah, nada, paseaba por aquí. —replicó el mayor, retractando su inicial rectitud— Cuando te vi, supe que tenía que venir a saludarte.

— Obvio. Deberíamos ir a comer juntos, como antes. Sólo los dos, o con Jihoon... ¡ya no te dejaríamos de violinista!

Junkyu pareció azorado por la sugerencia, carraspeando ligeramente hasta recolectar su expresión.

— ¿Ya no lo odias?

El pecho de Jeongwoo se hundió con cierto peso con aquella insinuación, porque sabía que por mucho que le gustaría, no podía mantener un rencor por mucho tiempo; el corazón no le daba. Apreciaba a Jihoon, sobre todo después de la advertencia que le dio.

— Nunca lo odié... —murmuró— Además, hablamos esta tarde, y me dijo que engañarme había sido el peor error de su vida.

Nuevamente, Jeongwoo sintió cierto desconcierto en el rostro de su amigo cuando mencionó eso, pero no le tomó mucha importancia. Probablemente había pasado mucho tiempo desde que hablaban, y le costaba adecuarse a todos los nuevos eventos.

— Hace poco leí los mensajes, y me pidió hablar conmigo mañana en nuestro café. —sonrió por aquella apropiación de un espacio común significada en el nuestro— Si tú me acompañaras, me sería más sencillo hablar sin hacerlo raro...

— Es una cosa de ambos, yo estaría de sobra. —precisó Junkyu.

Jeongwoo asintió lentamente, bastante de acuerdo. Necesitaba a alguien para disminuir su ansiedad frente al evento, pero tenía razón, Jihoon no quería una reunión de amigos.

— Aún no proceso por completo lo que está pasando, pero... —pausó un momento, tomando la manga del más alto en búsqueda de una respuesta favorable— ¿Crees que significa que quiere volver conmigo?

— No.

La franqueza tomó al castaño por sorpresa esta vez.

— No... creo. —corrigió Junkyu, antes de que Jeongwoo pudiese preguntar por qué— También he hablado con él, y me parece que está... enfocado en sus estudios, ya sabes.

El atropello con el que salían sus palabras le parecía sospechoso al menor, pero, nuevamente, optó por ignorar la extraña atmósfera.

— Entiendo, pero puede que cambie su opinión cuando lo vea mañana, ¿no? —mostró un esbozo de sonrisa, al buscar ser recordado por Junkyu como un chico entusiasta, no como uno que se armaba dramas por querer regresar a su ex y querer correr el riesgo con un chico al que apenas comenzaba a conocer.

— Claro... —murmuró en respuesta, ofreciéndole también una media sonrisa.

Ambos se quedaron en silencio por un instante, antes de que el mayor se pusiese de pie, evitando así prolongar la incomodidad.

— Bueno, fue lindo verte, pero ya debería regresar a casa. Me escribes para ir a comer juntos uno de estos días, ¿sí?

— ¡Por supuesto! — Jeongwoo se levantó de la banca, ampliando los brazos para envolver a Junkyu en un cálido abrazo, que acabó con cualquier resto de tensión entre ambos— Necesito saber cómo te va en tu nueva escuela, qué tal te recibieron los demás, por quienes me reemplazaste...

Compartieron una suave risa, antes de separarse del abrazo y caminar juntos hacia la calle más cercana, para que cada uno pueda volver a casa.

— Te diré algo muy importante ahorita, con tal de que tú me cuentes si es que alguien nuevo ha picado tu interés.

Jeongwoo no dudó en aceptar, estrechando su mano.

— Bien... —Junkyu formó una pequeña sonrisa— Ahora soy el presidente del club de lectura.

— ¡Ah, genial! —con genuino orgullo, el menor volvió a los brazos de su amigo por unos segundos, como para felicitarlo— Siempre quisiste que abrieran uno en nuestra escuela...

— Sí, pero el director de estudios se negó de inmediato. —alzó los hombros, restándole importancia— En fin, ¿me dirás?

— Bueno... —los tonos rosa que ocupaban su cuerpo cuando estaba con Haruto se hicieron nuevamente presentes, externa e internamente— Hay un chico con el que estoy probando algo, pero no es nada serio.

Junkyu curvó una ceja, pero no juzgó verbalmente.

— ¡No como tú crees! — Jeongwoo soltó un quejido, cubriendo su rostro unos segundos— Es Watanabe Haruto, así que soy su novio de esta semana.

Ahora sí, el pelinegro no ocultó su sorpresa, mostrándola quizás hasta exageradamente.

— Oh, eso sí es interesante...

Los labios del castaño dibujaron una sonrisa melancólica.

— Si tan sólo no hubiese sido expulsado de su otra escuela por agredir a su ex...

— ¿Qué? —con el ceño fruncido, Junkyu detuvo su caminar, sujetando a Jeongwoo para que se detenga también— ¿Quién te dijo eso?

— Jihoon, ¿por?

Junkyu estuvo por decir algo, pero desistió. En cambio, suspiró, intentó sonreír, y se despidió apresuradamente de Jeongwoo, dejándolo en medio del parque por su cuenta, ya que podía aprovechar sus largas piernas para avanzar mucho más rápido.

Si creyó que conversar con su amigo aclararía un poco su mente, estuvo equivocado.

ninki; hajeongwoo (Treasure)Where stories live. Discover now