Cap 36

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Cuando Kagome volvió de su entrenamiento...pude verlo. Ella desprendía energía Youkai...yo no pude soportar la idea de que las personas que yo quería...me hubieran traicionado de una manera tan sucia y vil...

No podía dejar de recordar lo que Kikyo me había dicho, Kagome.... ¿Por qué no me conto de los hilos que sostenían a Kikyo en el momento de que la perseguía? ¿Acaso no podía verlos?

En ese momento mi corazón se llenó de tanto odio y rencor...quería hacerle sentir a mi hermana todo lo que yo estaba sintiendo...sin embargo al ver su rostro...no pude. Era como si muy dentro de mi interior supiera que esto iba a terminar pasando tarde o temprano...

Los destinos de los que se aman es unirse. No importa el tiempo, el lugar ni la distancia. Tarde o temprano el destino los juntara para que el lazo de sus corazones se termine de formar entrelazándolos de por vida.

-Kagome era feliz...y aquello de alguna forma detuvo a Kikyo de sus pensamientos negativos...

A veces me sentía una completa egoísta. Veía un hermoso cuadro familiar entre mis hermanas e Inuyasha...y yo me sentía como una completa intrusa. Naturalmente no deje que mis sentimientos intervinieran dentro de la preparación de Kagome. Seguía adaptándola hasta que finalmente se convirtió en una Miko de nombre y renombre por todas las aldeas.

-Kagome logro superar a Kikyo...

Que ella me superaría era obvio. El poder espiritual de Kagome era mucho mayor al mío o al de Midoriko-sama....y eso me enorgullecía de gran manera. El lazo familiar que me unía a ella hacia que me planteara siempre dos veces el hacerle daño...y siempre desistía al ver aquella sonrisa cálida de ella. Kagome me miraba...me miraba como si yo fuera una diosa o algo por el estilo...así era ella...cálida...

-aun con eso...

Me agache a recoger las hierbas como cotidianamente lo hacía para luego separarlas en los diferentes botes. Ella se había quedado ayudando a las niñas por lo que tenía unos momentos libres.

Cuando se casaron bajo las leyes humanas y se unieron bajo las leyes Youkais, decidí que era momento de tomar mi papel como hermana y olvidarme definitivamente de Inuyasha. Era la felicidad de mi hermana de quien estábamos hablando y yo no iba a ser un obstáculo para ello...casi lo conseguí pero...nuevamente caí en el encanto de él y me deje enamorar como una boba...y la volví a odiar. Odie a Kagome por vivir lo que me correspondía vivir a mi...o bueno, eso es lo que absurdamente creí.

-el odio era suficiente para que esa malvada de Minerva viera la oportunidad para repetir el mismo pecado que cometió Mavis...malvada sacerdotisa...

Ahora es cuando puedo fijarme de las telarañas que me habían hecho caer en pecado. Se pegaron a mí en el mismo instante que mi pequeña hermana Kagome se acercó con una sonrisa amplia a decirme que había concebido un hijo de Inuyasha. Ella se alejó contenta para continuar su trabajo de recolección de hierbas pero ahora con más cautela...en ese momento aquellas voces en mi cabeza aparecieron nublándome la razón y dándole al odio más y más hambre...y más sed de venganza...

-las telarañas hicieron que Kikyo volviera a mostrar aquellos sentimientos negativos y matara a Kagome...

Ni siquiera supe en que momento paso todo...cuando entre en razón estaba frente a la cascada...la propia cascada donde llevaba a mi hermana a purificarse...el agua corría velozmente con la sangre de Kagome...mi traje de sacerdotisa manchada...todo volvió a mi mente. El cómo lastime al propio Inuyasha, el cómo mate a Kagome con mi flecha...como amenace a los aldeanos de no hablar de ellos nuevamente...yo...yo les mentí...vilmente les mentí.

Mi querida caperucitaМесто, где живут истории. Откройте их для себя