Capítulo IV

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Esa noche, la inspectora estuvo muy tentada en llamar a Zoe para que declarara, pero sabía por lo que la chica le había dicho el día anterior que no iba a estar en su casa, había salido con su novio

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Esa noche, la inspectora estuvo muy tentada en llamar a Zoe para que declarara, pero sabía por lo que la chica le había dicho el día anterior que no iba a estar en su casa, había salido con su novio. El mismo novio que la había engañado conmigo. Solo por precaución, Kenna llamó a la casa del chico y sus padres le dijeron que no se encontraba. Eso le sirvió para descartar una posibilidad, Zoe no podría haber huido con su novio luego de secuestrar secuestrarme, no tenía sentido, él también la había traicionado.

Para no aburrirlos, Kenna pasó toda la noche pensando en las preguntas exactas que le iba a hacer a Zoe, parecía que intentaba sorprender a alguien con la precisión que elaboraba el interrogatorio. No obstante, esta vez ya no estaba tan confiada. Ella sabía que Zoe no había actuado sola, no podría, alguien le había mandado esos mensajes y fotos, alguien la había impulsado a hacerlo. Entonces, ella debería descubrir a quien más yo había dañado. Por esa misma razón, llamó a mi madre. Por más que no la tuviera tanto en cuenta, Kenna sabía que mi progenitora era dueña de más de un cuarto de la empresa de mi padre y compartían varias propiedades, como el galpón donde habían hallado la evidencia.

—¿Hola? —fue lo primero que dijo mi madre—. No sé quién sea el que está llamando, pero son las dos de la mañana —se quejó segundos después cuando la inspectora no habló.

Kenna se aclaró la garganta y pensó muy bien las palabras que iba a decir, ella no podía soltar información demás, eso comprometería todo lo que habían avanzado hasta ese momento. Mi madre se impacientó al otro lado del teléfono e insistió, diciendo que sí no hablaban, ella iba a cortar.

—Soy la inspectora Kenna de la policía de...

—Ya sé quién es, no hay más estaciones de policía en este ridículo pueblo —gruñó Katherine Morgan. Ella siempre odió que las personas se dispersaran mucho, era demasiado impaciente, igual que yo. Esa era una de las pocas características que compartíamos.

—La llamó para pedirle que me dé una información, es de suma importancia...

—Vaya al grano —farfulló ella con su malhumor aumentando.

—¿Alguien más aparte de Zoe Madsen tenía las llaves de ese galpón? —su pregunta fue rápida, casi incomprensible. Kenna no quería arriesgarse a que mi madre la interrumpirá otra vez y ella perdiera los estribos. A nadie le gusta que lo corten a la mitad de una oración que llevó horas pensando.

—Sí —ella respondió sin dudar. Y si yo hubiera estado allí, me hubiera enfadado mucho. Katherine no desperdiciaría cualquier oportunidad de hundir a alguien que le desagrada. Otra cosa que compartíamos, nada más que yo siempre tuve la discreción de hacerlo en secreto, sin evidencias, sin testigos—. El novio de Keira, Nash Easton.

Kenna aguantó la respiración un segundo, sorprendida. Mi novio siempre se había destacado por su comportamiento ejemplar, no había nada manchando su expediente, tanto en el ámbito policial, el escolar, como el social. Nash siempre fue bueno vendiendo la imagen de niño bueno y perfecto, lo hacía incluso mejor que yo.

El desvanecimiento de Keira Cosgraves (Completa)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora