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Carta su cartas, y Jaylene no respondía ninguna. George se pasaba días y noches pensando en ella y intentando comunicarse con ella. Era imposible.

No había ninguna señal de ella. Pero lo que no sabía era que la chica leía cada y una de las cartas del pelirrojo, maldeciéndose a sí misma y arrepintiéndose más de no poder verle.

Era un tiempo complicado. No podía arriesgarse tanto a mandarle una carta, era mejor para ambos. Al menos eso creía ella.

Jaylene se encontraba en su cuarto mientras dejaba pasar el tiempo, leyendo. Era su única escapatoria de todo. Era su salvación en ese momento. Todo era una mierda.

La búsqueda de Harry Potter era mayor prioridad de Voldemort en ese momento y la chica pensaba en que los había llevado ahí.

Se comía la cabeza pensando en su George se encontraba bien pues no podía quitarse la imagen de aquella batalla, aquella batalla en la que George casi muere.

Era doloroso pero no podía hacer nada, o al menos eso pensaba ella pues al otro lado, más bien en el callejón Diagon, en Sortilegios Weasley se encontraba el pelirrojo estresado y muy abrumado intentando saber más de ella.

Entendía que no quisiera verlo por lo que paso con la orden pero eso no evitaba que se sintiera preocupado por su estado. No daba ninguna señal y eso le preocupaba.

Ambos sabían que sería complicado mantener su relación, lo supieron cuando los que creían buenos les dieron de lado. Nunca pensaron que sería tan difícil cuando la realidad les golpeara.

La chica entonces, escuchó un grito y se asustó. Bajó las escaleras y se quedó de piedra, al igual que Draco al ver a su tía sujetando una persona en concreto.
-Y bien? Es Harry Potter?- preguntó ella emocionada.

Jaylene miró a Draco quién estaba muerto de miedo. Por qué? Ambos sabían el por qué. Si delataban a Harry... era muy probable que su vida acabará siendo pero de lo que estaba.

Jaylene se acercó a su hermano quien gritaba con los ojos ayuda. No quería estar ahí.
-Draco...- empezó a decir esta, sin embargo su padre quien había regresado de Azkaban la apartó con brusquedad para que no se acercara a él.

-Que le ha pasado en la cara?- preguntó el platinado ahora mirando al azabache.
-Si... que le ha pasado !?- preguntó Bellatrix mirando a los hombres que lo habían capturado.

-Lo encontramos así, junto con esto.- dijo un mortífago enseñando una espada.
-Mi espada?! Como la habéis robado?!- gritó mientras se la quitaba de las manos y miraba a Hermione y Ron quienes parecían estar muy asustados.- Has sido tú bonita?

La castaña negaba y mientras Bellatrix le preguntaba de manera brusca sobre la espada, se llevaron a Ron y al azabache a las mazmorras.

Peter Pettigrew quien había sido el que los había llevado a las mazmorras estaba vigilándolos mientras los gritos de Hermione se escuchaban por toda la mansión.
-Harry, tenemos que hacer algo.- le dijo el pelirrojo muy preocupado.

-Reducto!- se escuchó de repente y en unos segundos, el hombre con la llave ahora se encontraba en el suelo inconsciente.

Harry y Ron fruncieron el ceño pero al ver a Jaylene aparecer con una varita en las manos no supieron que decir.
-Que estas haciendo?- le preguntó el pelirrojo.

Ella solo tomó las varitas de los chicos y las llaves, abrió la cerradura de la puerta y les entregó sus varitas a cada uno.
-Tenéis que salir de aquí, no tenéis mucho tiempo.- les dijo ella.

Harry asintió agradecido y empezó a subir escaleras, Ron por otra parte miró a la platinada.
-Siento todo.- le dijo a lo que ella negó restándole importancia.

-Si ves a George... dile que estoy bien, si?- le dijo a lo que este asintió para seguir a su amigo escaleras arriba.

La chica tomó otro camino cuando quiso subir de las mazmorras, sin embargo alguien la paró.
-Jaylene, hay algo de lo que quiero hablar contigo desde hace tiempo.- le dijo Draco ahora mirándola algo derrotado.

-Si?- preguntó ella y cuando Draco quiso preguntarle, escucharon el ruido de vidrio, como si se hubiera caído una lámpara.

Ambos platinados corrieron hacia el comedor donde pudieron ver a Lucius y Narcisa en el suelo y Bellatrix mirando un punto fijo.
-Han escapado.- murmuró para ella la chica ahora más tranquila y nerviosa a la vez.

Lucius por otra parte se levantó y ayudó a su mujer a levantarse. Temblaba pues acababa de llamar al señor tenebroso.

Cuando este apareció, pudo ver el desastre y pudo ver el miedo en la cara de la familia Malfoy.
-Harry Potter... ha estado aquí?- preguntó este mientras su serpiente empezaba a sisear hacia ellos.

-L-lo sentimos mucho mi l-lord- empezó a decir Lucius con demasiado miedo y temblor en su voz.
-Cállate! Como osas llamarme y dejar escapar al chico!? Como ha sucedido!?- gritaba este.- Nagini! A comer!

La serpiente empezó a matar a todos los que se encontraban en ese momento exceptuando a los Malfoy y Bellatrix la cual se encontraba en un rincón.

-Quien ha sido el traidor que ha dejado escapar a Harry Potter!?- preguntaba este con furia.

Y Jaylene solo podía bajar la cabeza y esperar que no la atraparan. Esperaba que no hubiera deducido por si mismo.

Voldemort miró al platinado quien temblaba de miedo, intentando estar lo más cerca de su madre y su hermana en todo momento, con la cabeza baja.

Miró a Narcisa quien se encontraba cansada y con dolor pues acababa de luchar contra el pelirrojo y el azabache.

Paso a Lucius quien intentaba mantener una figura segura y confiada, mostrándose fuerte. Simplemente patético.

Y finalmente miró a la chica la cual respiraba demasiado nerviosa. Se podía ver en su rostro. Estaba claro que el chico no había sido capaz de hacer algo así, no había sido capaz de matar a Dumbledore...

Pero que pasaba con ella?
-Jaylene... un paso al frente.- dijo este ahora mirándola con curiosidad.

La chica obedeció y esperó a que le dijera algo, intentando mantener la calma en todo momento. Era imposible en esa situación.
-No estabas luchando con tus padres, donde estabas?- preguntó a lo que ella suspiró para calmarse.

-Con Draco, señor. Entramos en cuanto escuchamos la lámpara romperse.- respondió intentando sonar segura consigo misma.
-Peter... Peter los llevó a las mazmorras.- intervino Lucius.

-Crucio!- gritó este ahora apuntando a la chica quien empezó a chillar del dolor.

Después de Jaylene, fue Draco, después Narcisa, siguiendo de Lucius y para terminar con Bellatrix quien no se quejó en absoluto.

Quien pasara en ese momento por la mansión Malfoy solo escucharía los gritos de dolor de todos los presentes.

my weakness (George Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora