CAPÍTULO 36.

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El sonido de las olas se encontró detrás de Harry, la arena mojada le mostro su ubicación. Se sentó y apenas se orientó, mientras corría hacia Hermione, sus pies tropezaban. La castaña todavía seguía en los brazos de Draco y él en el suelo.

—No podía dejarla —Draco susurraba mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás.

Harry trató de mover los brazos de Draco y llegar a Hermione, pero el rubio estaba completamente loco. Murmuraba continuamente y sus manos temblaban apretando el cuerpo de la castaña.

—Malfoy, por el amor de Merlín, tenemos que llevarla adentro —le gritó Harry a Draco angustiado frente a él.

Draco salió de su trance después de que Harry perdió los estribos y le dio una fuerte bofetada en la cara. Se puso de pie con Hermione todavía en sus brazos y corrió hacia Shell Cottage, donde la puerta estaba abierta. Bill corría hacia él con los brazos extendidos.

—Draco rápido —gritó Ron detrás de Harry.

Harry giró sobre sus talones y corrió, encontrando a Dobby en los brazos de Ron. Él colocó suavemente al elfo en las manos de Harry y señaló el cuchillo de Bellatrix en el suelo, cubierto de sangre fresca. La funda de almohada del pequeño elfo se estaba poniendo roja lentamente.

—Bellatrix debe haberlo arrojado a nosotros cuando aparecimos.

—Lo saqué de él, pero no sé cómo detener el sangrado —explicó Ron apresuradamente mientras Harry abrazaba al pequeño elfo hacia él.

—Dobby salvo a Harry Potter. Dobby salvó a Harry Potter y sus amigos. Qué maravilloso estar con amigos —murmuró.

—Sí Dobby, nos salvaste. Nunca podré agradecerte lo suficiente —Harry realmente lloró mientras sostenía a Dobby.

—No llores Harry Potter. Dobby está feliz de estar con su amigo —dijo el pequeño elfo con su último aliento.

Ron tomó a Dobby de Harry y señalo hacia la casa para que fuera con Hermione. Harry se levantó disparado hacia la casa. Fleur estaba sentada en su pequeña mesa de la cocina limpiando y esterilizando cortes en la cara de Luna. Reconoció la mirada desesperada de Harry y le indico que Hermione estaba arriba, Bill había ido a buscar ayuda. Harry subió las escaleras destartaladas y entró en la primera habitación que encontró. Hermione estaba tendida en la cama, aún inconsciente y Draco se sentó a su lado con su mano en la suya.

—Malfoy, ¿qué está pasando?

Harry se dejó caer en la cama cuando el agotamiento finalmente lo alcanzó.

—Suelta su mano —gruñó con voz amenazante.

Draco la soltó y levantó las manos en señal de rendición.

—Lo siento.

— ¿Qué está pasando? La salvaste. ¿Por qué? —Espetó Harry.

Él estaba preocupado por la posibilidad de que Draco hubiera aprovechado la oportunidad para tratar de ganarse su confianza e infiltrarse en el lado de la luz encubierto.

—Vamos Potter. Quiero decir, mírala, ella es mi amiga.

—Sé muy bien que supuestamente son amigos, pero jamás te detuviste con Voldemort sobre la cabeza de tu familia. ¿Por qué de repente cambiaste de parecer?

Harry se había levantado de la cama para estar entre Draco y Hermione, forzando a Draco a empujar su silla hacia atrás.

—No de repente Potter —. Suspiró cansado, rasándose la cabeza con nerviosismo —. Estabas en la Torre de Astronomía esa noche. Sabes que no podía hacerlo, que estaba bajando mi varita. No quiero ser un Mortifago. Mi padre me enferma, mi madre está atrapada en un matrimonio y en una casa que la está matando lentamente. Observé a mi tía torturar a Hermione y aproveché la primera oportunidad para sacarnos lo antes posible. Le di a Dobby tus varitas por amor de Dios.

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