El siglo XXII había traído nuevos males al planeta, entre los que destacaban la conversión de la palabra naturaleza en un concepto prácticamente abstracto y casi utópico, y el control exacerbado de los servicios de inteligencia sobre personas sin inteligencia. Los seres humanos nacían y eran escaneados. Crecían y eran escaneados. Morían y eran escaneados. La mayor parte de su vida consistía en trabajar por y para el sistema; no tenían tiempo para pensar en sí mismos, no existía el sí mismo. Un pequeño hoyo negro en el Centro de Incubación y Condicionamiento había permitido la fuga de información valiosa, y ellos, Gia y Diogo, eran la punta de lanza que planeaba usarla para perforar la acorazada seguridad nacional. Si uno de esos pequeños gigantes sangraba, el resto del mundo tomaría coraje para seguir su ejemplo. Y eso sí que era una utopía. Relato corto escrito para el concurso "Desafío Sci-fi", organizado por @ConcursosWatty. Creado en base a la opción 1: "Un mundo feliz" de Aldous Huxley.