Fotos.

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Estar a punto de aterrizar en New Jersey, hacía que mis nerviosos desprendieran de mi cuerpo.

Frank Iero. Era lo único en lo que podía pensar. Recordaba como fue nuestra relación y cómo está terminó. Odiaba ese maldito final pero a la vez me hizo madurar y surgir.

Él jamás me buscó o me llamó y al parecer logró hacer su vida por si solo. Yo tampoco quise insistir, pues le había prometido en que no volvería. Y aquí estoy, nuevamente en mi ciudad.

Quería pensar que su primer álbum se llamaba así por pura coincidencia y no por haberlo sugerido en nuestra primera cita, pero era muy notorio que algunas de sus letras iban dirigidas hacia mi. Amaba sus canciones pero me dolía era que fueran cantadas con odio y resentimiento.

Veía sus redes sociales a menudo y nunca lo volví a ver con pareja, era solo el junto a sus hijas y muchos animales.

Bandit se veía emocionada en volver a esta horrible ciudad y aunque no quisiera admitirlo del todo, estaba feliz al pensar en que volvería a ver a mi familia.

Solo espero no encontrarme a Frank.

Mi pequeña universitaria caminaba por el aeropuerto con su maleta mientras observaba las tiendas llenas de recuerdos. Algunas personas se acercaban a mi pidiendo autógrafos y otros tomaban fotos, las cuales seguramente no tardaría en salir en las noticias con los típicos y tontos títulos de "¿Qué hará Gerard Way en New Jersey?"

-Apresúrate, Ban... -Le susurré a mi hija y caminamos rápidamente a la salida del aeropuerto, donde nos esperaba un auto que nos llevaría a nuestra nueva casa.

Las calles de New Jersey no cambiaban mucho y durante el transcurso del viaje, pasamos por afuera de nuestro antiguo apartamento que compartía con Frank.

Y así fue como mi mente nuevamente comenzaba a divagar pensando en donde se encontraría ese chico completamente tatuado. Comencé a tararear "Miss me", una de sus canciones que tanto amaba y me preguntaba si aquella canción también era para mi.

Al paso de unos minutos, llegamos a nuestro nuevo hogar, el cual era una linda y gran casa de color blanco. El resto de vecindario tenía el mismo estilo, parecía ser tranquilo y muy familiar, lejos de una vida llena de fama. Un lugar perfecto para pasar unos años.

-¿Te gusta? -Pregunté al entrar. La casa era bastante amplia y tenía una gran cantidad de cuartos para destinarlos a distintas cosas.

-Pues claro, si yo la elegí. -Respondió Bandit con una pequeña risa- Lo único malo es que tenemos vecinas entrometidas que vigilan por sus ventanas...

-Es lo de menos, linda. -Reí y la abracé. Desde hace 10 años atrás, mi único objetivo fue hacer feliz a B y creo que hice un buen trabajo como padre. A pesar de tener todo lo que ella quisiera, no era una chica mimada. Ella es amable y respetuosa con quien fuera, adoraba compartir sus cosas y ser cariñosa con el mundo. Crié a la chica perfecta.- Ve a elegir tu cuarto...

Ella subió y yo esperé al camión de la mudanza desde la entrada. Tal y como dijo B, las vecinas eran entremetidas y observaban escondidas desde sus cortinas, a excepción de la casa del frente, en la cual no se asomaba ni un alma.

El camión llego con cosas nuevas que habíamos comprado por internet, ya que nuestra casa en California quedó tal cual como la dejamos por cualquier razón. Solo trajimos nuestra ropa y algunas cosas importantes para nosotros.

El señor me ayudó a entrar los muebles y tardamos una eternidad. Nuevamente recordé el momento de la mudanza al edificio, cuando vi a Frank por primera vez en medio de una lluvia de juguetes.

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