XXIX

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Donovan sonrió con satisfacción ante mi respuesta.

Se inclinó y me susurró al oído. - Rogarás por la muerte -

Me obligaron a sentarme en una silla y arrojaron los papeles sobre la mesa.

- Firma - Él ordenó.

- No lo haré. No importa con qué me amenaces. No lo firmaré. Puedes matarme -

- Muy bien, has tomado una decisión - dijo Donovan mientras el fantasma de una sonrisa se extendía por sus labios.

Levantó la mano hacia la criada que estaba a su derecha.

- La herramienta, por favor, Penélope -

Por el rabillo del ojo, noté un carrito con una placa de acero inoxidable y herramientas de tortura colocadas sobre él, brillaba bajo las luces de araña de cristal. Como si Penélope fuera una asistente de cirujano en una operación importante, le entregó un alicate a Donovan.

Me puse rígida.

No dejes que vean que tienes miedo, Camila.

Se alimentarán de tu miedo.

Quieren que te humilles y ruegues por misericordia.

¡No les des la satisfacción!

Mantuve la cara seria, insensible a lo que estaba a punto de sucederme.

He pasado por cosas peores, también lo superaré.

Horrorizada por lo que estaba a punto de suceder, vi a Donovan clavar el alicate en la uña de mi dedo índice.

- Una ultima oportunidad - dijo dulcemente.

- La respuesta sigue siendo no - le dije, haciendo todo lo posible para no mostrar el miedo que se arrastraba profundamente dentro de mis huesos.

Estaba haciendo esto por Lauren, por la libertad que quería para las dos.
Como yo era alguien que inicialmente fui designada para cuidarla y protegerla, haría mi trabajo hasta dar mi último aliento.

Un segundo después, un lamento horrorizado llenó el silencio y el dolor tan potente me atravesó.

Deseé haber firmado los papeles y haber terminado para no ser sometida a esta tortura.

Mi dedo estaba empapado en sangre, goteando y sin una uña. Las manchas tiñeron la hermosa alfombra debajo.

Eso era irónico.

Una casa hermosa como esta no contenía nada más que años de dolor, sufrimientos, mentiras y engaños. No había amor entre estas cuatro paredes, solo hambre de poder y el título que lo acompañaba, y de alguna manera me las arreglé para ser parte de toda esta locura.

Metió el alicate en mi pulgar.

- No te lo pongas difícil -

Me las arreglé para mantener la cara seria a pesar de que mis entrañas gritaban fuego del infierno.

- Hazlo - lo desafié. - ¡Haz tu mayor esfuerzo, bastardo enfermo, pero no voy a firmar los papeles! -

Donovan me pasó la misma sonrisa encantadora del primer día que lo conocí.
- Con mucho gusto, mi amor -

Grité lo suficientemente fuerte como para romper las ventanas de cristal de toda la mansión.

La uña de mi pulgar también se había ido.

- La sangre está manchando la alfombra - Dayana señaló, inspeccionando la costosa alfombra turca. - Creo que deberíamos detenernos, Donovan. Ella no hablará incluso si le arrancas todas las uñas, y no vale la pena arruinar una alfombra que vale tres millones de dólares que se ganó en una subasta. Es vintage y hecha a mano -

Blind MindWhere stories live. Discover now