XXXVII

7.3K 752 228
                                    

Donovan pensó que no sabía nada de sus padres.

Había leído los diarios de Aster, sabía cómo Donovan y Dayana habían sido adoptados en la familia a pesar de que no eran Jauregui legítimos, pero si mencionaba que conocía su historia, tendría que contarles sobre el diario y luego Chris se metería en problemas.

Donovan todavía me miraba, esperando que dijera algo.

- Lamento que tus padres murieran, pero ¿qué más esperas que diga? No puedo confiar en ti, ni creer nada de lo que me estás diciendo porque no has sido más que cruel conmigo. Casi muero por tu culpa; Lauren habría muerto si no hubiéramos saltado de un coche a toda velocidad. Nos cuidamos la una a la otra, así que si esta es una de tus estratagemas en las que intentas ponerla en una mala posición, no está funcionando y nunca lo hará -

Hubo silencio en la mesa.

Respiré hondo, sentí que Donovan atacaría, pero ahora no lo haría. No tenía la autoridad para hacerlo y yo no estaba asustada.

Vi que el labio de Lauren se movía hacia arriba en una sonrisa.

Mi pequeño discurso había sido un golpe para el ego de Donovan.

Esperaba que me escandalizara por lo que me había dicho, esperaba que la atacara. Ya nada me iba a sorprender.

Había vivido lo peor.

Me habían roto las piernas, estaba encerrada en el sótano, acusada de cazafortunas, me arrancaron las uñas, salté de un coche en movimiento y me rompieron emocionalmente, y todo esto solo en cuestión de unos meses.

Podría manejar algunas verdades amargas.


- No es solo el asesinato de nuestros padres, Camila. Hay otras cosas de las que no tienes ni idea -

- Estoy segura de que sea lo que sea, no será nada que no pueda manejar - dije, poniéndome de pie. - Ahora, si me disculpas -

Justo antes de que pudiera dejar la mesa, una mano tomó la mía y me detuvo.

Me giré para ver a Lauren sosteniendo mi mano.

Su toque quemó un infierno.

- Winston te quitará la tobillera, cariño. Debes buscarlo primero -

La palabra entrañable produjo un vuelo de mariposas en mi estómago.

- Um... sí... por supuesto, seguro. Gracias -

Ella se rió entre dientes; su risa fue agradable para mis oídos. Podría hacer que grabara un audiolibro y seguir escuchándola y nunca se cansara de ella.
- No me agradezcas. Es lo mínimo que puedo hacer. Esta no es una prisión, Camila, es tu hogar -

Besó mi mano, lo que hizo que el deseo se disparara a través de mi cuerpo.

Me estaba enamorando cada vez más de ella.

Sabía que la vieja Lauren me aceptaba y me amaba, pero que esta dijera que yo pertenecía aquí era una validación que necesitaba escuchar.

Asentí con la cabeza y salí de la habitación para encontrar a Winston.


***


Por fin.

El rastreador ya no estaba en mi tobillo.

Fue mi primer paso hacia la libertad, la libertad que solo había sido posible porque Lauren había recuperado sus recuerdos.

Cuando llegó el momento de volver a mi habitación, me sentí un poco nerviosa.

Blind MindWhere stories live. Discover now