Capítulo 5

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Lauren's Pov

No me veía con la fuerza necesaria para mirarla. Me daba miedo hacerlo y descubrir algo que no quería y que me aterraba. Porque era inútil insistir  en que todo seguía como antes, nada era como antes. Yo había cambiado en una maldita semana cuando creía que no iba a hacerlo nunca. Se me había puesto el mundo patas arriba y no entendía el porqué. Lo cierto era que no me gustaría en absoluto descubrirlo.

—Siento lo de mi hermana —fue lo primero que me dijo Camila tras subir a mi auto, con la mirada fija en su regazo.

—No ha sido nada —ya ni siquiera me acordaba de aquello, estaba más ocupada maldiciendo mi mala suerte.

—Pero te has ido de muy mala forma… Me hace sentir mal. Y en parte es culpa mía, no tendría que ir hablando por ahí durante las horas de trabajo.

No era culpa suya, al parecer la culpable era yo por ir… coqueteando cuando no debía.

—Te he entretenido yo, así que la culpa es mía. Perdóname.

Ella se giró en el asiento para mirarme pero yo no le devolví la mirada, primero porque debía concentrarme en la carretera, y segundo, porque no quería hacerlo.

—No te preocupes. De todas formas, espero que no dejes de venir a la cafetería. He hablado con mi hermana y le he pedido perdón a cambio de que se disculpe contigo por las cosas que te ha dicho… —Apuesto que su hermana le había explicado exactamente lo que me había dicho y quise volver a hundirme en el asiento. Joder. Íbamos de mal en peor.

—No se tiene que disculpar, es su negocio y está en su derecho de tomar represalias. Y la verdad es que te he entretenido más de la cuenta.

—Bueno, me has alegrado la tarde —musitó ella con una sonrisa que vi por el rabillo del ojo. No iba a mirarla—. Todavía te debo una por lo de la semana pasada, y ahora tengo que disculparme contigo de alguna manera.

—Camila, no me debes nada, y mucho menos una disculpa, así que olvídalo —mascullé con demasiada seriedad.

—Como quieras…

¿Por qué tenía que sentirme mal por hablarle de aquel modo?

— ¿Cómo está George? ¿Se molestó mucho contigo? —pregunté intentando que aquella tensión que nos invadía desapareciera. Aquellas preguntas parecieron devolverle la alegría, y yo pensé que hablar de su gato sería un tema más que seguro.

—Un poco. Me ignoró durante una hora, pero después no dejó de perseguirme para que le hiciera caso. Si yo sé que en el fondo me quiere.

Sonreí levemente y cuando llegué a su calle me sorprendió tanto el hecho de que ya supiera dónde vivía.

—Vaya, sí que tienes buena memoria —comentó con los ojos muy abiertos—. Gracias de nuevo por traerme.

—No hay de qué —sin darme cuenta apreté con mis manos el volante, nerviosa.

—Oye… —musitó mientras se desabrochaba el cinturón—. Ya sé que según tú no te debo nada, pero me trajiste a casa la semana pasada y también lo has hecho hoy sin tener por qué hacerlo, aparte de que te has llevado un problema por mi culpa. Deja que te invite a tomar algo y así me sentiré mejor conmigo misma.

Something (Adaptación Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora