Capítulo 8

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Lauren's Pov

Pasados unos minutos habíamos recuperado la suficiente fuerza para separarnos. Con suavidad dejé a Camila en la cama y yo me levanté para refrescarme un poco. No me quise mirar en el espejo, por eso no lo hice. Me limité a regresar a la habitación y a meterme en la cama junto a ella, que me dedicó aquella sonrisa de la que al final me había quedado enamorada.

—Eso fue... Vaya—murmuró apoyando un codo en la cama y colocando la cabeza sobre su mano.

—Eso mismo pienso yo —respondí tras respirar hondo. Jamás en la vida me había sentido de aquel modo tras el sexo… Pero supuse que el motivo era Camila. Claro que disfrutaba de las relaciones sexuales, y mucho, y era consciente de que nunca había dejado a ningun amante insatisfecho, pero la intensidad de lo que acababa de hacer con Camila parecía simplemente sobrenatural.

—Sé que tenemos que hablar, pero… ¿podemos hacerlo después?

La miré durante unos segundos en silencio y asentí. Claro que teníamos que hablar, tenía que contárselo todo e iba a hacerlo. Tenía que explicarle por qué me había comportado como lo hice aquella noche y qué era lo que me estaba sucediendo, pero lo haría más tarde. Ni siquiera yo estaba segura de si era capaz o no de darle nombre a aquel sentimiento. Y después estaba Shawn…

Continué mirándola detenidamente, mirando sus hombros y brazos al descubierto y la silueta que se adivinaba bajo la sábana, pues se había cubierto con ella porque hacía algo de frío, sobretodo en nuestras pieles sobrecalentadas. Entonces, de repente, recordé algo y sonreí, pícara.

— ¿Qué? —preguntó ella con una sonrisa interesante aunque dubitativa.

—Tienes que enseñarme algo, me parece.

— ¿Yo? Si ya lo has visto todo —me respondió con las mejillas encendidas.

—No, todo no —murmuré acercándome a ella y apartando la sábana de mi camino.

—Tengo frío, Lauren —se quejó frunciendo el ceño.

La insté a ponerse boca abajo y busqué con mis ojos aquel pequeño tatuaje que había distinguido la primera vez que nos vimos. Lo encontré en el lado derecho de la rabadilla, justo encima de su trasero, y me sorprendió ver que era un colibrí de lado con las alas extendidas, con la mitad del cuerpo turquesa y la otra mitad violeta.

—Aquí está —le dije acariciándolo suavemente con un dedo.

—Ah, el tatuaje —se rio ella apoyando los codos en la cama y girando el rostro para poder mirarme—. ¿Cómo sabes que tengo uno? Creo que nunca te he hablado de el.

—Nunca lo has hecho, pero soy una mujer con ojos en la cara que no pudo evitar mirar tu bonito trasero la primera vez que fui a la cafetería. Hubo un momento en el que te apoyaste en la barra y la blusa se te levantó por detrás, dejándome ver un trocito muy pequeño del tatuaje.

—Así que eres de esas, ¿eh? Pervertida —me pinchó ella haciéndome reír.

—De esas no, todo el mundo lo hace. No se salva ni uno.

Ella se rio otra vez y después cruzó los brazos encima de la almohada, apoyando la cabeza en ellos, dejando que continuara acariciando el tatuaje y su piel.

Something (Adaptación Camren) Where stories live. Discover now