47. Rendido.

1.1K 168 27
                                    

La mirada de mi madre fue de completa sorpresa y ella ni siquiera se preocupó de disimular. Por supuesto eso no significaba que yo iba a salvarme del regaño y de la charla, pero claramente era un atenuante.
Regresé a mi lugar en el abdomen de Ian y me apreté fuertemente una vez más a él.
—Mamá y yo iremos por algo para almorzar —avisó Delia con voz suave y le agradecí el gesto. Agradecí también que mamá no pusiera ningún “pero” ante la clara insinuación de dejarnos solos para hablar.
No me moví hasta que oí la puerta delantera cerrarse, y lo hice solo para pegarme más a su cuerpo, mentiría si dijera que no tenía miedo que Ian desapareciera en ese mismo momento.
—Necesito revisar tu brazo Polo —dijo Ian acariciando mi cabello con suavidad. —Ese florero era pesado, necesitas poner hielo.
—Estoy bien aquí —aseguré inclinando mi rostro para observarlo verme con una sonrisa calmada. La mejilla que Carla había golpeado aún estaba colorada, ella realmente le había dado fuerte. —¿A ti te duele?
—No tanto…
Suspiré poniéndome de pie y me senté en su regazo ante su mirada sorprendida. Yo nunca había estado en ese lugar, pero como había notado esa misma mañana, la diferencia entre nosotros no era grande, yo podía y quería estar allí.
—Si me veo ridículo no me importa —aseguré inclinándome para dejar un beso en su caliente mejilla.
—No lo haces —dijo cruzando sus manos por mi cintura para acercarme más a él. Dejó su cabeza en mi pecho y casi ronroneo cuando se frotó allí. —Es reconfortante, de hecho.
—Lo haré más seguido entonces… porque, tú sabes, yo no me daré por vencido contigo, aunque me lleve algún tiempo recuperar tu confianza.
—No hace falta Polo, con lo que acabo de ver y de escuchar, no es necesario esforzarse más.
—Lo es —aseguré buscando su rostro para mirarlo directo a los ojos. —Porque soy un imbécil, por eso hace falta.
Sonrió rendido y unió sus labios con los míos.

Delia y mamá volvieron con helado. Habían preparado el almuerzo hace horas, ellas solo nos estaban dando un espacio.
Alcancé a salir del regazo de Ian antes de que ingresaran a la cocina. Había sido un lugar cómodo, pero no dejaría que Delia viera aquello, tendría material para molestarme y realmente no necesitaba eso en ese momento.
Mamá no insistió en la charla, ella y yo sabíamos que la tendríamos en algún momento, pero no en ese momento. En ese momento ella quería recuperar el tiempo perdido con Ian porque, al igual que yo, lo había extrañado. Varias veces se lo dijo muy claramente y se pegó a él para tomar su brazo mientras hablaba. También le dijo que papá lo había extrañado pero que ella sabía que ellos seguían en contacto mediante el Facebook de fotografías que él tenía.
Luego de almorzar y ordenar las cosas que habíamos usados lo invité a mi habitación, yo quería descansar y quería que él se quedara conmigo.
—Realmente no sé qué te dijo Milo, pero no haré nada estúpido Polo —dijo con calidez cuando me aferré a su cuerpo. —Sé que fue él porque dijiste algo de él anoche, aunque no recuerdo bien qué… pero no me iré a ningún lado. Tengo mucho que perder y ya no tengo 17 años. Aunque no parezca soy más maduro y he estado trabajando en terapia cómo enfrentar las cosas ¿Sabes?
—Yo lo sé. Pero ya te perdí una vez, no lo haré una vez más.
—Oye, en serio, prometo que no me iré —aseguró largando unas carcajadas. —Y sé cuánto dañé a Nash, no lo sabía, pero ahora lo sé, y Polo te quiero lo suficiente para no querer hacerte pasar por eso.
—No “me quieres lo suficiente”, Ian. Me amas —sentencié metiendo mis manos bajo su ropa para sentir su piel. —Me amas y te amo y eso es lo único que está bien y lo único que tiene que importar.
Ian no respondió, pero sí besó mi cabello y acarició mi espalda con suavidad. Las caricias siguieron hasta que estuve dormido y sé que luego de aquello también, por lo menos hasta que él cayó rendido también. Claro que cuando desperté Ian no estaba a mi lado.
No me asusté, él había prometido que no me abandonaría, que no desaparecería cómo lo había hecho con su anterior novio y yo le creí. Pero sí llamó mi atención que no estuviera a mi lado.
Me moví perezoso fuera de la cama y avancé unos pasos por el pasillo antes de oírlos hablar. Mamá e Ian compartían una amable charla. Bueno, mamá estaba siendo amable pero no conmigo, con Ian.
—Estamos pasando un momento sumamente difícil Ian, pero eso no le da derecho a mi hijo a retenerte aquí, con él, luego de lo que te hizo —dijo con su voz suave mientras sentía mi garganta apretarse y mi pecho doler. Ella tenía razón. A pesar de que dolía ella tenía razón. —Yo sabía que ustedes estaban peleados cariño, y no estaba contenta, pero no tenía idea lo que había pasado. Estoy muy avergonzada por lo que Polo hizo y entiendo si tú estás enojado y no quieres saber más de él. Yo estaría cabreadísima y lo hubiera golpeado para ser sincera.
Oí apenas una carcajada amable de parte de Ian, pero nada más. Mamá le estaba dando la posibilidad que yo no; lo estaba dejando ir a pesar de saber lo triste e insoportable que yo estaría luego.
—Me costó mucho convencerme de que Polo estaba realmente interesando en mí ¿Sabes? —consultó con sinceridad. —Él es… perfecto. Y no hay nada de perfecto en mí, entonces era extraño para mí que semejante muchacho me estuviera prestando atención a mí. Era sinceramente increíble. Porque además él ni siquiera era bisexual entonces yo me preguntaba ¿Por qué le gusto? Y no tenía una respuesta.
—Tú eres perfecto también Ian —se apresuró a decir mamá. —Eres bueno, amable y muy considerado. Eso sin hablar de tu apariencia física.
—Tú no me conoces —la contradijo amablemente. —Pero Polo sí. Le mostré mis peores colores, pero él seguía diciendo que no le importaba, que yo le gustaba, que disfrutaba el tiempo conmigo —dijo antes de largar un pesado suspiro. —Y le creí.
—Porque era cierto. A pesar de todo era cierto. Es mi hijo, lo conozco y sé que él realmente disfrutaba ese tiempo y ciertamente le gustas mucho. Tú no te imaginas el cambio que tuvo a partir de que se comenzaron a frecuentar.
—Pero imagínate lo que fue enterarme que él era el exnovio de Carla, que él era Pablo… yo ni siquiera me había imaginado un escenario así —mantuvo el silencio unos segundos antes de continuar. —Pensé muchas cosas antes, pensé que sentía curiosidad y que yo le servía para saciar. Que quizás me usaría hasta que se aburriera. No sé, esas cosas… incluso en algún momento me convencí que realmente se había acercado a mí porque le había gustado, como él me había gustado a mí. Y luego… cuando descubrí su verdadero objetivo todo tuvo más sentido. Pero yo lo quiero ¿Sabes? Incluso en ese momento, cuando rompió mi corazón, no podía odiarlo y pensé que lo mejor que podía desearle era felicidad, a él y a Carla.
—Claramente Carla y él no están juntos. Ni lo estarán Ian. Esa chica no es para él y Polo lo sabe —se apresuró a decir mi madre. —Lo del funeral fue un pedido de la madre de Hugo, necesitábamos ese favor y Carla quiso estar presente. Lo que me sorprende fue tu presencia allí, a pesar de todo…
—Porque lo quiero Teresa, porque quería estar con él a pesar de saber que Carla también estaría allí… él me había pedido disculpas y se veía realmente arrepentido y elegí creer en él una vez más. Y quise ir a acompañarlo sin pensar demasiado.
—Y luego te obligó a quedarte…
—Me lo pidió y yo elegí quedarme. Porque quería hacerlo —largó otro suspiro. —Carla dijo que yo estaba siendo egoísta y me estaba aprovechando de la debilidad de Polo para tenerlo conmigo. Ella sabe cómo soy también, mi verdadero yo, y sabe que yo no sé querer bien… así que dijo eso.
—Déjame entender algo —interrumpió mamá. —¿Carla dijo que tú estabas aprovechándote de la situación de Polo para acercarte a él y “conquistarlo” porque tu forma de querer no es buena?
—Algo así.
—Ella no sabe que es Polo quien te pidió que estuvieras allí.
—Polo me dijo que me avisaría, no lo hizo y yo fui igual.
—Pero él te quería allí —reafirmó y se lo agradecí. —Sin embargo —continuó y supe que no agradecería lo que vendría a continuación —Polo es un adulto, él puede y tiene que cuidarse sólo, no puede, egoístamente obligarte a quedarte luego de lo que te hizo.
—Él no está obligándome.
—No, quizás no ¿Pero te ha preguntado si realmente quieres estar aquí o simplemente te ha arrastrado? —consultó con un borde de enojo en su voz. Ian no respondió. —Lo supuse. Ian tú eres libre de irte ahora mismo, por supuesto no te estoy echando, pero si es lo que quieres yo me encargaré de explicarle a mi hijo y lo obligaré a que te deje en paz.
Tragué saliva. Mamá estaba siendo realmente mala conmigo ahora mismo, yo lo merecía, estaba seguro de ello, pero ella podría ser un poco… sólo un poco más amable luego de saber que realmente yo amaba a Ian.
—No estará sólo. Él nos tiene a Delia y a mí, tiene a Andrew, a Richard, tú no tienes que hacerte cargo de su dolor si no quieres, no después de semejante canallada —continuó mi madre con tono suave y condescendiente. —Polo no es tu responsabilidad.
—Lo sé.
Me apresuré a retirarme de regreso a mi habitación, no quería oír si Ian tenía algo que argumentar antes de irse. Mamá le había dado esa salida y, como ella había dicho, yo era un adulto que debía respetarlo a pesar de que eso no fuera lo que me hubiese querido.

AtemporalWhere stories live. Discover now