20. Miserable.

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Polo sí me avisó que había llegado sano y salvo a su casa, incluso puso un emoticón de felicidad. Yo no respondí ese mensaje, me sentía miserable en ese momento, no había sido un rechazo claramente pero sí se había parecido mucho a eso.

—Me besó —dije a Alex a pesar de ser las cinco de la mañana.

¿Carla? —consultó con voz rasposa. Obviamente él estaba dormido.

—Polo.

¿Es en serio? —insistió más que sorprendido. Se oyó una puerta y luego algo así como vidrios.

—Sí pero... ¿Nunca te ha pasado que sientes que a la otra persona no le gusta el beso? Que lo hace por hacerlo...

Muchas veces —dijo largando una pesada carcajada. —Y se siente mal.

—Exacto. Me pasó eso con Polo... él es... —mordí mis labios, no quería ser muy explícito. —Pero no... no se sintió bien. A mí me gustó, claramente me gustó, pero no es lo mismo lo que sentí.

Quizás sólo estaba nervioso Ian, quizás él no sabía qué hacer. Aunque parezca lo mismo, besar a un hombre o a una mujer no lo es, y más en la situación de Polo ¿Sabes? Dale tiempo.

—Tú sabes que me gusta Alex. Yo no puedo permitirme sentir algo más si él no está seguro —suspiré deshaciéndome de mi ropa para meterme en la cama. —Incluso él dijo "¿Nos vemos mañana?" y no se oyó bien. Yo no sé si quiero verlo mañana.

Bueno, quizás no mañana Ian, pero tú tienes que verlo. Me habías dicho de unas fotos.

Mierda. Las fotos.

También le había prometido la información sobre los cursos.

Tú no puedes simplemente desaparecer.

—¿No puedo? —me reí apretando mis ojos. Alex realmente o me conocía.

Estás intentando cambiar. Puedes, pero no lo harás —aseguró con toda su confianza puesta en mí. —Oye... si tú notas que él se está forzando, simplemente díselo. Tú sabes qué me pasó a mí por quedarme callado. Yo pensé que él me quería y en realidad no. Y tienes razón, el único lastimado serías tú como lo fui yo, pero adelántate a los hechos, dile lo que te pasó y pregúntale. Él no podrá sostener mucho una relación con otro hombre si en realidad no le gustas Ian. Y amigo... te quiero, pero son las cinco de la mañana.

—Sí —me reí. —Lo lamento... mañana hablamos.

Corté sin esperar una réplica y me sentí un poco menos miserable. Tenía a Alex. No importaba si Polo me veía como un desafío o lo que fuera que él pensara. Yo tenía a Alex y con eso era suficiente para estar bien. Y también tenía a Omar, pero él no contaba porque yo le pagaba, pero bueno... podía contar con él si las cosas fueran mal.

No había hablado de Polo con él. Quiero decir, sí le había dicho que había alguien que me interesaba y que lo veía seguido, le había contado de nuestro primer encuentro en el bar pero no le había dicho de todo lo que yo había interpretado como coqueteo y que sí, que probablemente hubiera sido correcto. No le contaría de este beso también, porque yo sabría que diría: "así como tú te inventaste una historia con Tiziano, ahora que puedes hacerla posible con Polo tú estás poniendo excusas para no aceptar sus sentimientos por ti".

Pero no eran excusas yo lo sentía.

Yo no pude escribirle al día siguiente. Pero sí le escribí a Richard para avisarle que había hablado con él sobre los cursos y las fotos. Richard me respondió con un "No te preocupes, yo me ocupo" y unas horas más tarde me escribió que el domingo, al medio día, tendríamos la sesión.

AtemporalWhere stories live. Discover now