Sonreí.
A Ian le pasaba lo mismo. Aún le pasaba lo mismo. Aún estaba esa chispa allí y yo no dejaría que se extinga, lucharía por eso, podría todo de mi parte para hacerlo.
Levanté mi mano para acariciar su mejilla y sonreí aún más grande cuando Ian se recostó en mi toque. Me acerqué y alcancé a acariciar sus labios cuando sus ojos se desviaron hacia el estúpido ringstone de su teléfono.
—No contestes —supliqué poniendo más fuerza en mi agarre. Ian dudó unos segundos y descendió su mirada a mis labios. —Ian, no contestes...
—Tengo que hacerlo —suspiró desprendiéndose de mí para alcanzar el aparato.
Bajé mi mirada abatida pero volví a él cuando se sentó en mi regazo y dejó un beso en mi cabello antes de contestar. Inmediatamente cerré mis brazos alrededor de su cuerpo dejando descasar mi rostro en su pecho.
—Alex —saludó entremezclando sus dedos con mi cabello y comenzando a jugar con él. —¿Cómo estás?
—Tengo mucha resaca... ¿Cómo estás tú? —quiso saber con voz ronca y rasposa.
Ian suspiró, quizás preguntándose lo mismo. "Estoy aquí, en el regazo del hombre que rompió mi corazón", no, él no podía decirle eso al idiota de Alex.
Arrastré mi nariz por su suave piel y apreté mis dientes, suavemente sobre ella, robándole un quejido, nada sexual, sólo de sorpresa.
—El idiota continúa contigo —dedujo de malhumor. Rodé los ojos y gruñí apretándome más a él.
—Estamos hablando —mintió con descaro ganándose otro beso en su piel.
—Como quieras Ian, tú eres un adulto que puede hacer lo que quiera... no seré amable con él, aunque me lo pidas, pero respetaré tu decisión.
—Gracias —dijo con voz cálida. Odiaba que él le diera ese tipo de tono. —¿Estás mejor?
—Sí, no entendí porqué Josh dormía a mi lado, pero él me dijo que lo llamaste...
—Básicamente —sonrió agradecido hacia mí. Dejó un beso en mi cabello y se acercó más a mi cuerpo.
—¿Por qué?
—Bebimos mucho Alex, estaba preocupado... —suspiró dejando caer su frente en mi cuerpo. —No tenía el número de tu chico, no pensé robarlo alguna vez, así que Josh era mi única opción. No quería molestarte...
—No, está bien... gracias —suspiró con cansancio. Por detrás se oía claramente a alguien cantando a todo pulmón. —No por hacer que Josh esté aquí, por eso no te agradezco, por preocuparte.
Ian se carcajeo amable.
—Anoche quería ir a sacar a ese imbécil de tu departamento ¿Sabes? Pero supuse que no era eso lo que querías y bueno, yo apenas podía moverme, espero haber hecho bien en no entrometerme.
—Lo hiciste —aseguró separándome de su pecho para observarme. —Gracias.
—Cuando quieras hombre, escríbeme si necesitas que patee su trasero o algo. Ahora debo ir a ver qué desastre está haciendo Josh en mi cocina.
—Claro amigo, hablamos más tarde.
Cortó la llamada y dejó el objeto en la mesa antes de inclinarse para observarme. No sé qué gesto había en mi rostro, pero a decir por su sonrisa, debe haber sido uno muy divertido.
