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Mi mano jugaba de manera nerviosa con la suya, aún entrelazadas, sentía que temblaba. Mis dedos presionaban de vez en cuando sus nudillos y quizá él lo notaba, más no decía nada, continuaba escuchando mis historias en compañía de mi inestable voz.
Nuestra dinámica continuaba siendo similar, aunque ahora había más encuentros, pláticas y también salidas.
Octubre había llegado con ese inesperado beso que Soonyoung me brindó y las confesiones no tan directas que hice después de ello. Él no protestaba, eso me daba las suficientes fuerzas para conseguir motivos, así podría tener viva esa esperanza de formalizar lo que sea que tuviésemos.
ㅡ¿Crees que llueva hoy por la noche? ㅡcambié de tema, dándole un rápido apretón a su mano.
ㅡ¿Hoy? no lo sé, ¿por qué?
ㅡSolo preguntaba.
ㅡDebes estar haciéndolo por algo.
Le miré curioso y en seguida recibí una sonrisa como respuesta. Di un suave codazo a su antebrazo para luego soltar su mano, preparándome para ponerme de pie.
Últimamente, solía acompañarme cerca de casa, a veces nos deteníamos en los parques más cercanos a mi estación y hogar, otros días solo me dejaba en la entrada de mi edificio. Me hacía feliz que lo hiciera.
ㅡSi empieza a llover de repente, me sentiré mal por no tener con que protegerte.
ㅡSé cuidarme.
ㅡY yo también, pero me acompañas hasta casa solo por "seguridad" ㅡentrecerré mis ojosㅡ. Eres injusto, Soonyoung.
ㅡNunca te dije que no.
Le brindé un ligero empujón para luego acercarme un tanto nervioso hacia él.
Soonyoung ante mis ojos era el ser más bonito. Me gustaba ver cada una de sus facciones, sus pequeñas pestañas, el brillo que captaba en su mirada, esa sonrisa que resaltaba tanto con sus labios rojizos, cómo sus mejillas desprendían vida con ese rubor tan encantador. Quizá me había enamorado de él y no lograba admitirlo... porque mis latidos, en serio, se aceleraban ante su existencia.
Un poco temeroso, pero decidido a no retroceder, froté nuestras narices con ternura, sintiendo el frío de su piel en esta zona. Di un inesperado brinco del susto y me alejé completamente avergonzado por el gesto.
ㅡEstás helado, Soonyoung.
ㅡSuelo sentir frío fácilmente, perdona.
ㅡLo he notado ㅡmencioné sarcástico, mientras veía su sudadera.
En estas temporadas era normal usar un abrigo ligero, sin embargo, si retrocedía a meses pasados, incluso en días de calor, él utilizaba suéteres a veces unos más delgados que otros, pero era como su símbolo característico.
ㅡAh... ya empezamos con la agresividad.
ㅡ¿Quieres que sea agresivo? ㅡpretendí molestarme.
La verdad es que sí esperaba que riera de mí pésima actuación, siempre lo hacía, fueran gestos o comentarios absurdos, se carcajeaba como si fuese el mejor comediante del siglo.
Lo único que no esperé fue lo siguiente:
Sus brazos rodearon mi cintura, me abrazó con tanta fuerza que logré sentir el incremento de su respiración, entre más veloz era, más se aferraba a mí y ocultó su rostro en mi cuello. Quedé estático por un buen rato, no mentiré.
ㅡPor favor, no lo seas ㅡdijo sujetándome con más seguridad.
Mi piel se erizó ante sus palabras y la cercanía que teníamos. Fue una mezcla extraña, algo incoherente. Me había provocado curiosidad y al mismo tiempo, una tranquilidad satisfactoria.
Aterricé mis manos sobre sus cabellos para acariciarles con suavidad. Sonreí por la calidez que se creó entre nosotros y opté por responderle.
ㅡ¿Y entonces cómo quieres que sea?
ㅡ¿Conmigo? ㅡnegó con la cabezaㅡ, puedes ser lo que quieras, menos agresivo.
ㅡ¿Lo qué sea menos agresivo?
ㅡSí, lo que sea.
Terminó recostando su cabeza y el cosquilleo me invadió, me reí de ello, más no le alejé. Me gustaba sentirlo tan cerca de mí, incluso si mi corazón latía en busca de delatarme, ya no era de importancia. Solo quería tenerlo así, sin lejanía de por medio, mezclándonos en esos sentimientos que nacían con cada mirada, palabra o gesto que nos dedicáramos.
ㅡQuiero ser tu mañana.
ㅡ¿Y eso? ㅡrio a lo bajo, dejando salir un suspiro.
ㅡSuena bien, ¿no?
ㅡNo lo entiendo muy bien, Minghao. Explícame, por favor.
ㅡ¿Qué nos espera en un futuro? nunca lo sabremos con total seguridad y eso continúa sin limitar a todos aquellos que desean tener un mañana, un día más en este mundo.
ㅡ¿Me estás tratando de decir que viva por ti? ㅡcanturreó.
ㅡSolo cuando no encuentres un motivo.
A veces no sabía qué pasaba por su mente, tampoco a qué situaciones se enfrentaba cada día de su vida, hubo ocasiones en que su sonrisa honesta expresaba su estado de ánimo y me preocupaba.
Había aceptado que sería difícil escuchar de él la verdad de su rutina, pero al menos quería que tuviera en mente que, aquí en esta ciudad llena de irregularidades, en esa estación saturada de lunes a domingo, en esa Línea 8, se encontraba alguien que estaba dispuesto a amarle tanto como pudiese.
ㅡEntonces cambiemos un poco lo que quieres.
ㅡ¿Cómo? ㅡtitubeé.
ㅡSerás siempre mi mañana.
ㅡHey, eso no suena bien ㅡle reclamé mientras sentía cómo hundía un poco más su rostro en mi cuello. Estaba temblando, en serio, era muy sensible al frío.
ㅡEstarás entre mis millones de motivos del día a día para continuar... pero solo para aclarar, siempre serás el número uno.
No sé qué tanta fuerza podría tener esas palabras en otros, pero en mí, construyó nuevos deseos y sensaciones que en mi corta edad jamás llegué a experimentar con alguien más, y la verdad, juraba que nadie causaría tanto impacto como Soonyoung, nunca...
nunca más.
La paz y felicidad existía cuando el resto no era más, ni menos para nosotros; cuando las preguntas no rondaban por nuestras cabezas y olvidábamos que, así como el andar por esta vida, el amar también tenía su precio.
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