❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippuden

once

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo once
«pensamientos en el aire»

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Caminaron con tranquilidad a la entrada de Konoha, con sus típicas serias expresiones y sus ojos sin brillo, asustando a los guardianes de las puertas que se encontraban durmiendo. Se irguieron con rapidez y recibieron a la dupla con nerviosismo, pues notaron una leve gota de sangre caer de los colmillos del gran león.

—¡Miko, Takeshi! —saludó Kotetsu rascando su mejilla al tener en su cara las dos intensas miradas de los Leones Sangrientos.

—¿Tan rápido volvieron? Calculamos que tardarían una semana —interfirió Izumo para salvar el pellejo de su compañero que estaba temblando del miedo.

—¿Cuántos días estuvimos afuera?

Los que custodiaban la entrada de Konoha tragaron saliva, la intensa mirada de Miko era realmente aterradora.

—Tres días y medio.

Miko junto con Takeshi se vieron entre sí, hablándose con la mirada e inquietando a los dos hombres que parecían desmayarse en cualquier momento, asintieron y desaparecieron en una bomba de humo, logrando que por poco las mandíbulas de Izumo y Kotetsu lleguen al suelo. Señalaron sucesivamente el lugar en el que antes estuvieron los compañeros pelirrojos y una gota de agua apareció en sus frentes.

—No me acostumbro a eso —mencionó el de las hebras salvajes.

—Yo menos.

Ambos sintieron recorrer un escalofrío por toda su columna espinal.

La Uzumaki junto con su mano derecha aparecieron en la oficina del Hokage, sin importarle que el viejo estuviese en alguna reunión o fumando. Hiruzen los recibió con su semblante serio a la vez que soltaba el humo de la pipa que estaba fumando, logrando que el ambiente se vuelva pesado por las sustancias químicas. La mujer rodó los ojos sacando un pergamino que tenía dentro del bolsillo de el porta-pergaminos, realizó un par de sellos para luego poner una mano en el papel y sacar el cuerpo del desertor de Konoha, lo dejó caer frente el escritorio de Sarutobi y volvió a guardar el pergamino en su respectivo lugar.

—Ahí tienes a tu desertor, haz lo que se te de la gana con su cuerpo —espetó con brusquedad la pelirroja dándose la vuelta junto con su compañero, pero siendo detenidos por el llamado del superior.

—¿Tan rápido?

—¿Dudas de nuestra eficacia en las misiones? —cuestionó Miko sin voltearse a verlo.

—No, pero solo es raro.

—Como digas.

Cruzó la puerta y caminaron derecho al departamento de Miko. La fémina tenía su mirada pérdida sin prestar atención al camino que ya se sabía de memoria, su mente estaba en el estado en el que estaría Naruto. Era su primera misión a fuera de aldea y el mocoso de Kakashi ni siquiera los habían puesto a entrenar para que estén a la altura de una misión de rango C. Suspiró bajando su cabeza al suelo, sentía que su pequeño remolino no estaba del todo preparado para la misión, ¡solo tenía unos meses de haberse graduado de la academia! y ya lo sacaron de la aldea.