Cinco

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Suspiro.

Todos los apuntes están listos para mi siguiente ensayo.

Namjoon no ha dejado de mirarme en toda la clase y me he sentido incómoda. ¿Por qué? Buena pregunta.

No ha sido como otras veces. Para nada.

Antes él era muy sexual, exudaba sensualidad y muchas otras cosas que me ponían los pelos de punta. Sin embargo, ahora es diferente.

Hay algo raro en esos ojos oscuros que antes estaban llenos de lujuria. El deseo parece haberse esfumado como un vaso con vodka dejado varias horas al sol. Ahora sólo queda el olor añejo de lo que fue las ganas de tenerme en su cama.

Desde hace dos semanas lo he sentido así. Desde que me permitió dormir con él en esa habitación que antes solía ser su hogar... Ha estado muy raro.

Un Namjoon cachondo y calculador me habría sacado de ese cuarto antes de permitirme dormir a su lado. Sin embargo, este nuevo hombre es cariñoso, afectuoso y dice muchas cosas románticas que confunden mi corazón.

No me gusta. Ni un pelo.

Arreglo mi cabello en un moño desprolijo y limpio las lunas de mis anteojos. En cinco minutos, la clase acabará. Me preparo mentalmente, en mi lugar, para declinar la proposición de hoy, y mentalizo el rostro desilusionado de Kim Namjoon.

No, debo hacerle frente. Además, no es que no quiera ir. Las cosas se han complicado.

Mi madre ha venido de visita a New York y sé que no regresará a su enorme casa, regalo de su nuevo marido, hasta que hable conmigo.

El moreno se despide de sus setenta alumnas y promete vernos la próxima semana, antes de las vacaciones de invierno.

"Respira, estúpida. Si sigues así, te desmayarás antes de salir de aquí", me recuerdo a mí misma, antes de pasar por su lado.

— ¿Te vas? — pregunta, suspicaz, cuando aún falta que una docena de alumnas salgan del salón.

— Sí, tengo una cita. — digo, sin pensarlo dos veces. Su nariz se frunce y me retracto rápidamente. — Con mi madre, quiero decir.

Él conoce el historial de las visitas de mi madre, así que sólo atina a asentir y despedirse de esas alumnas completamente enamoradas de él. Cuando por fin estamos solos, cierra la puerta, mueve el pestillo, y se acerca a mí en dos pasos.

Su aliento mentolado arrasa con la idea de mantenerme alejada de él, y me sonríe. Maldito golpe bajo. Parpadeo un par de veces y sigo el pomposo camino de sus labios.

— ¿Puedo acompañarte?

¿Qué demonios?

— No, claro que no. — río nerviosa. Él vuelve a arrugar el entrecejo. — Namjoon... Mi madre no puede vernos juntos, ¿Comprendes? Seríamos el punto de sus conversaciones a la hora del té con sus amigas presuntuosas y estúpidas. — trago saliva cuando acerca sus labios a los míos y los roza con suma lentitud. — A-además... Se enamoraría de ti y dudo que quieras ser mi padrastro número seis.

— No me importaría si pudiera follarte todos los días en nuestra cama. — bromea, y lanzo una risa queda, que le contagia. Nos deleitamos en el sonido de nuestras carcajadas silenciosas y aprovecha el momento para besarme.

Es un beso lento y dulce, no como los que acostumbra a darme cuando está en plan sexual. Lentamente, me quita el bolso y el cuaderno de apuntes. Estos caen al suelo y me dan vía libre para poder acercarme a su cuerpo y trenzarme a él.

— ¿A dónde irán? — quiere saber, mientras succiona la piel de mi cuello. Jadeo y cierro los ojos, echando la cabeza hacia atrás para darle más acceso a mi yugular.

Yes, Sir ➳ RM ┼ Kim NamjoonOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz