Siete

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Conforme camino hacia su auto, estacionado tres calles más allá del campus, me reconforto mentalmente. El haber rechazado la grandiosa invitación de Jungkook, de pasar un fin de semana en su casa de campo, habrá valido la pena.

Namjoon nunca me defrauda, aunque últimamente lo haya hecho una y otra vez.

No, él no me confundirá.

Intento montar mi mejor sonrisa para cuando llego al auto. Me inclino y golpeo la ventana polarizada con los nudillos. El moreno abre la puerta sin segundos miramientos.

— Hola, bonita. — sonríe, golpeando el asiento del acompañante. Suspiro con disimulo. Este hombre me trae loca.

— Buenos días, señor Kim. — bromeo, cerrando detrás de mí. Él rueda los ojos, divertido. — ¿Qué hiciste anoche?

Tiento a mi suerte, lo sé. Es muy posible que me diga que de todos modos se fue con esa muchachita porque no podía quedarse con las ganas de coger. En cambio, su respuesta me pone alerta y también cachonda.

— Me masturbé pensando en ti, hasta que me quedé dormido. — responde, sin pudor, encendiendo el motor del auto, para llevarnos rumbo a ese seminario 

No respondo. Trago saliva y sonrío a medias, de la forma más tímida posible. ¿Cómo es posible que sea tan sucio y tierno a la vez? Joder, eso ha sido romántico a su manera y no sé si reírme o inclinarme para besarle toda la cara.

A pesar de todas esas ganas de crecen como llamas de fuego ardiente, me limito a colocarme el cinturón de seguridad. Protección ante todo, señores.

— Te ves muy bien. — dice, luego de unos minutos en completo silencio. Bajo la mirada, estudiando mi atuendo.

— ¿Lo dices por estos trapos? — señalo mi vestido y las mayas negras que se ciñen a mi piel. — Son parte de las disculpas de mi madre por no haberme llamado estos últimos seis meses. — apoyo la cabeza en el respaldar del asiento y volteo la cabeza para mirarlo. Su sonrisa, acompañada de una mueca muy sexy, me deslumbra una vez más.

— Bueno, si me preguntas, esos trapos te quedan perfectos. — acota, apretando mi rodilla con sus dedos largos y helados. No me inmuto. — Aunque es una pena que terminen hechos añicos en unas horas.

Abro los ojos por la sorpresa grata que me ha causado su futura promesa, pero sólo porque me encanta ver su sonrisa otra vez. Sé a lo que se refiere y estoy más que dispuesta a seguirle el juego.

Me espabilo sólo porque estamos en la carretera y también porque no es momento de ponerme a mil por un simple comentario. Es muy pronto para explotar de placer sin siquiera ser tocada por él.

— ¿Me explicas de qué va este viaje romántico? — pregunto, y él frunce el ceño, pero no quita su mano de mi rodilla, ni los ojos del camino. Termina asintiendo.

— Seré parte de esta conferencia de exponentes contemporáneos. — se encoje de hombros, como si no fuera la gran cosa. Pero lo es. — A penas me llamaron esta semana, y pude decirles que no, pero... — quita su mano para rascarse la barbilla muy bien rasurada. — Quiero exponer algunos trabajos y... También los tuyos.

— ¿Qué? — no lo grito, pero en mi fuero interno ya lo he hecho.

¿Mis trabajos? ¿Mis ensayos de mierda con frases de mierda que no valen una mierda? ¿Esos ensayos? No sé si comienzo a sudar frío, pero siento los estragos de sus palabras en mi pecho y no sé si es la emoción o la conmoción. Joder.

— Eres muy buena, Peyton. — dice, y parpadeo un par de veces. — De las setenta chicas que asisten a mis clases, tú eres la única que logra captar la verdadera esencia de lo que vengo enseñando ya un buen tiempo. Eres intrigante, tus ensayos me cautivan, de veras. 

Yes, Sir ➳ RM ┼ Kim NamjoonWhere stories live. Discover now