Cuatro.

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"Diez meses atrás"

— Eso quiere decir que Bronte tenía razón en una cosa.

Todas se muerden el labio inferior como si fuera nado sincronizado, conforme esperan que él continúe. Namjoon se toma su tiempo y decide caminar hacia las sillas, donde nos encontramos todas. No me mira, ni siquiera por un segundo, y de todos modos decide sentarse en mi mesa.

— Definitivamente todos los buenos tenemos algo diabólico en nuestro interior. Después de todo, eso es lo que nos hace humanos. — sonríe, y todas ríen tímidas, incluso las chicas que profesan su aversión como un arma en contra de muchos hombres en el mundo, a excepción del maestro Kim, por supuesto.

El moreno voltea lentamente y me regala un guiño galante, de esos que podrían volverme al suelo. Pero no, no lo hace.

Este coqueteo ya ha ido y venido desde hace un mes. Al principio pensaba que se trataba de un malentendido netamente mío, sin embargo, con el pasar de los días, supe que no... Era exactamente eso, Kim Namjoon, mi maestro de literatura contemporánea, estaba coqueteando conmigo a vista y paciencia de todo el mundo. Y le importaba una reverenda mierda si los demás lo notaban o no.

Desvío mis ojos de los suyos y los enfoco en el libro abierto que tengo frente a mí. Mis mejillas arden, tanto como es posible, y siento que, si no salgo de aquí pronto, tendré algún ataque. Escucho su risa queda, esa que sólo puedo oír yo y algunas personas más, pero no las setenta mujeres que estamos aquí.

Namjoon vuelve a su lugar, muy alejado de mí, y dice que ha sido todo por hoy. Nos recuerda escribir algún intento de novela o un ensayo sobre un acontecimiento que hayamos tenido en estos días, y nos despide.

Suspiro, lanzando el aire que hasta hace unos segundos retenía en los pulmones, y me pongo de pie. Las chicas a mí alrededor salen en pequeños grupos, se despiden de Namjoon con un suspiro sonoro y él ríe. Seguro las ve inocentes y lindas. Lo sé, muchas de ellas son mucho mejor que yo, pero él no las mira como me mira a mí. Conmigo es diferente.

Bajo los escalones hacia el piso de salida y, antes de salir, él me retiene, tomándome del brazo en un movimiento grácil que pasa desapercibido por las cinco chicas que se despiden de él y pasan por mi lado, hasta desaparecer del salón.

— ¿Tienes que reunirte con Amber en seguida o podemos hablar un momento? — pregunta, sin soltarme.

Parpadeo lo suficiente como para que entienda que estoy realmente sorprendida por su toque, pero él no se inmuta. Aprieta un poco más y me observa en silencio, esperando mi respuesta.

— ¿De qué podríamos hablar, señor Kim? — la firmeza en mi voz me sorprende. De veras, no puedo creer que esté comportándome frente a este hombre que ya hace muchas noches me trae como loca.

Él suelta mi brazo, sólo para recargarse contra su mesa. Cruza los brazos y sus músculos sobresalen, pidiendo a gritos ser liberados de esa camisa que le queda demasiado ceñida.

— Algo que estoy seguro te interesará mucho. — sonríe a medias y cruza su morral para poner una mano en mi espalda baja, mientras nos dirige fuera del salón.

Caminamos sin hablar, él se muy relajado, no intenta ni siquiera mirarme y se enfoca en seguir su camino.

Los nervios y la curiosidad comienzan su juego sucio en mi interior. Comienzo a sentir que hay algo que no quiere decirme, pero tampoco pregunto. Por muchas razones, si me preguntan. Quizá es porque no quiero ser una entrometida, o porque no quiero que me vea como una cotilla. Puede que sea porque sé lo que me dirá... No lo sé. Todo esto es tan confuso para mí, que no me atrevo a decir nada, sólo sigo sus pasos ligeros, que se mueven con tranquilidad hacia no sé dónde.

Yes, Sir ➳ RM ┼ Kim NamjoonWhere stories live. Discover now