Yes, Sir ➳ RM ┼ Kim Namjoon

Ocho

"Nueve meses atrás"

— ¿Qué es esto? — me encojo de hombros, mirando mis apuntes.

— Es sólo un ensayo, nada importante.

Namjoon vuelve a revisarlo de arriba abajo.

Definitivamente ha sido un error mostrarle estas notas. Son todas románticas, escritas por mi alter ego cursi, que se pasa la vida convirtiéndome en una blandengue que piensa que el amor a primera vista es real. Bueno, lo único que tiene de real es la mierda que conlleva enamorarse.

Ha sido un grave error escribir esto, y puedo verlo en su rostro. Está pensándolo mucho, joder.

— Dámelo, por favor. — extiendo una mano y él sonríe a medias. Sus pupilas brillan.

— ¿Te avergüenza? — ruedo los ojos para no mostrarle que su comentario me ha dado justo en el nervio sensible.

— Claro que no. — bufo y un mechón de cabello sube con mi aliento.

— Es genial, Peyton. No te arrepientas de haberlo escrito. — pone un dedo bajo mi barbilla y acerca mis labios a los suyos. Succiona el inferior y termina mordiéndolo levemente, sin hacer daño. — Eres muy buena.

— ¿En la cama? — ríe contra mi boca.

— En todo lo que te propones. — levanta la hoja escrita a máquina y me dedica una de sus sonrisas matadoras. — Mi chica es una gran escritora.

Mi corazón se detiene en el acto. ¿Ha dicho que soy su chica? Joder, eso ha sido hermoso.

Muerdo mi labio inferior y esta vez no tengo miedo de hacerme daño... Nada puede hacerme daño luego de sus palabras. Me siento en las putas nubes. Mi pecho se comprime y estoy punto de decir algo igual de cursi, poseída por mi alter ego, pero él me detiene.

— Una gran escritora y también una chica muy traviesa. — trago saliva y veo el movimiento ligero de sus manos, que van de dejar el papel sobre la mesa de noche, hasta mis senos aún cubiertos. — Siento que debemos aclarar algo.

— Sí. — susurro, y él asiente, sin soltarme.

— Sólo eres mi chica en la cama, ¿Está bien? — pasea la punta de su nariz por mi cuello, apretando mis pezones sobre la ropa. — En la universidad soy tu maestro de literatura contemporánea, y espero que no se te olvide.

— Pero...

— Nada de peros, cariño. — besa mis labios con delicadeza. — Es lo único que puedo darte cambio de follar tu lindo culo todas las noches.

No respondo, pero ganas no me faltan.

Si tuviera las fuerzas de contradecirlo y decirle todo el revuelo que ha creado en mí de un momento a otro, no lo pensaría mucho.

Sin embargo, sigo aquí sin moverme, con el corazón golpeado y ya magullado en un puño. ¿Por qué hace esto? Quiero decir, está bien que deje las cosas claras antes de que me confunda, pero ha sido muy cruel. Joder, me ha dolido demasiado y ni siquiera somos algo exclusivo... Sólo dos personas que follan porque se tienen ganas mutuamente.

Así debí pensar desde la primera vez que me lo propuso. Debí hacerle caso a todos esos "no me acurruco con nadie luego del sexo". Eso fue demasiado directo y yo no hice caso, porque no quise o porque aún guardaba la esperanza de que se enamorara de mí, una chica con nada que ofrecer más que su cuerpo.

— Vamos, Peyton, no te sientas mal. Sabías en lo que te metías cuando decidiste subir conmigo.

Me tomo unos minutos para procesar la información. Asiento luego de un rato, y él repite mi gesto, adentrando su lengua en mi boca, profundizando un beso sin sentimientos, sólo lujuria ardiente.