Dos.

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"Un año atrás"

Busco mis llaves y no las encuentro por ningún lado. Amber, mi compañera de piso, y la lesbiana más sexy de toda la costa oeste, está recostado sobre mi cama, mientras ve algún programa nada educativo por cable.

— ¿De veras tienes que irte? — yo asiento, buscando algún prendedor en lo más hondo de mi bolso. — Es sábado por la tarde y las Kardashians están a punto de agarrarse a putazos. Deberías quedarte conmigo y disfrutar de verdadero entretenimiento cultural.

— Sólo me quieres aquí porque tu novia de turno no quiso venir a verte. — hago pucheros y ella me fulmina con la mirada. — Sabes que puedes venir conmigo y aprender un poco.

— Mira, si tu clase de literatura fuera dictada por una mujer preciosa, con curvas de infarto y unas bubis enormes, posiblemente iría contigo y babearía todo el día hasta que me note, pero no tengo ánimos de ir y verle el culo flaco a una vieja con aires de grandeza, mientras habla de sucesos históricos aburridos que a nadie le importan.

— Qué raro, acabas de describir a tu tipo ideal de mujer. — saco la lengua en su dirección, como si fuera una niña pequeña, y ella me lanza algunas palomitas que caen con éxito contra la puerta.

Camino — o corro — hasta el siguiente edificio, donde se llevan a cabo todas las grandes reuniones de estudio de literatura. Algunas personas caminan en la misma dirección, pero no entran a la misma sala. Está bien, puedo hacer esto.

Trago saliva y muevo la cabeza en señal de que, claramente, debo tragarme todo tipo de malos pensamientos porque fui yo la que firmó para inscribirse a esta clase. Nadie tuvo que obligarme, yo lo hice sola.

Me aferro a la correa de mi bolso y entro al edificio, teniendo en mi campo visual, al pequeño salón donde tendremos esa charla tan importante. Abro la puerta y, para mi sorpresa, no hay ni un alma.

Vuelvo a mirar el número del salón y luego la tarjeta que llevo en mi diestra. Este es el lugar, y también la hora. En realidad ando atrasada diez minutos.

— Ay, joder. — golpeo mi frente y niego con la cabeza.

¿Por qué no llamé antes para coordinar? Se supone que es una reunión importante, debieron avisar antes de cancelarla.

Doy media vuelta y me dispongo a salir cuando una voz me detiene, seguida de un golpe seco. Me sobresalto, pero miro hacia el lugar de impacto y la voz, que antes había sonado estruendosa, se vuelve amable y, hasta podría decir, seductora.

Un hombre alto, más o menos un metro ochenta y un poco más, me sonríe desde su lugar detrás del estrado. Lleva el cabello muy bien peinado, un estilo entre rebelde y provocador. Sus labios curvados vuelven a su estado normal cuando me ve fijamente por primera vez.

— Supongo que eres la única alumna que ha querido escucharme. — dice, en forma de saludo.

Le recuerdo a mis pies que deben moverse cuando logro espabilarme, y comienzo un camino hasta torpe hacia una de las sillas. Él ríe por lo bajo cuando me ve tropezar contra una de las sillas; se ve bastante confiado. Malditos sean los maestros sexys y confiados. ¿Por qué no puede ser uno de esos maestros feos, con calva y una barriga gelatinosa?

— ¿Cuál es tu nombre? — pregunta, luego de unos segundos.

— ¿Yo? ¿Mi nombre? — me señalo y él vuelve a reír.

Entonces hace algo que me pone extremadamente nerviosa. Camina hacia mi lugar y se sienta en una de las sillas contiguas.

Lo veo de cerca por primera vez. En realidad es bastante cautivador. Su espíritu notoriamente indomable no sólo se ve a través de su estilo al vestir, sino que también en su voz y movimientos. Agita su cabello castaño y los mechones desprenden un perfume bastante varonil, combinado con sus feromonas, que revolotean por todos lados. Agita sus pestañas y noto el color de sus ojos. Son oscuros, tan oscuros como la lujuria pura.

Yes, Sir ➳ RM ┼ Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora